Por Gustavo Ambrosio
Cuando se piensa en una película de carreras de autos, generalmente la imaginación vuela y aparecen los referentes hollywoodenses de “Rápido y furioso”. Cintas palomeras, con mucha dosis de acción, pero una narrativa nula y personajes más planos que la pista donde acontecen las competencias de motor. “Rush”, el nuevo título de la irregular filmografía de Ron Howard —que nos ha dado sorpresas como “Apolo 13”, condescendencias académicas como “A beautiful mind” y bodrios como “El Grinch”—, narra la rivalidad entre dos pilotos de la fórmula 1, James Hunt y Nikki Lauda.
Sopesando el nombre de Howard, se antojaba un blockbuster donde motores, llantas y chicos guapos atestarían la pantalla. Pero el también director de “Frost/Nixon” demuestra que sabe sacarle jugo a su talento tras la cámara para aprovechar un buen guión.
Escrito por Peter Morgan (La Reina), la trama acumula al inicio un breve catálogo de clichés, una presentación de personajes e historia que huele a preludio, donde el desenlace de la historia se puede adivinar casi desde la primera escena.
Sin embargo, el escritor aprovecha al máximo el conflicto de rivalidad, estirándolo hasta convertir a sus personajes en humanos, tridimensionales emocionalmente, con miedos, frustraciones, alegrías, vicios, pero sobre todo, una irremediable búsqueda de demostrar su valía, sin perder el respeto por el otro.
Ron Howard y su editor de cabecera, Daniel P. Hanley, hacen una mancuerna técnica impecable. Las tomas de Howard se antojan difíciles, arriesgadas, con planos que sugieren la velocidad y la tensión; éstas se convierten en imágenes envolventes, gracias al trabajo de Hanley, sobre todo en las escenas de las carreras, el montaje es de tal intensidad que te deja aferrado a la butaca, junto a la expectativa creada por Morgan en su narrativa, los tres elementos se combinan para atraparte y romper con lo predecible.
Por otro lado, el fotógrafo Antony Dod Mantle (127 Hours), usa una iluminación, en gran parte natural, que vivifica tonalidades amarillas y rojas, pero cambia de acuerdo a las escenas, a grises y negros, con composiciones complejas y difíciles, como en las escenas de lluvia, y otras que recuerdan a las usadas por Janusz Kaminski en “La escafandra y la mariposa”. Todo un logro atmosférico para la obra en cuestión.
El protagonista, Chris Hemsworth, al inicio parece estar haciendo el mismo papel de siempre, hombre rudo, guapo, sexual y rebelde (¿Alguien dijo Thor o Blancanieves?). Sin embargo, conforme avanza la trama, da muestras de un talento hasta entonces insospechado. Su interpretación de Hunt, un hombre cínico y duro por fuera pero lleno de miedos e inseguridades, lo eleva a un nivel actoral hasta entonces no visto en él.
Mientras, Daniel Brühl, con una caracterización del piloto austriaco, Lauda, bien trabajada, con ticks, tonos de voz y gestos casi camaleónicos. Un actuación más contenida, pero que roba la pantalla a su co-protagonista en cada escena.
Mención aparte al maquillaje de un realismo impresionante y al sonido bien montado y mezclado, en escenas tan complejas como las de las carreras con lluvia.
“Rush” es una cinta que habla sobre la rivalidad, pero de una forma simbiótica, donde la lucha de contrarios no necesariamente debe ser destructiva, donde incluso la derrota o el triunfo deben ser compartidos por ambas partes. Y aquí vale la pena citar como referencia el estupendo documental “Senna”, del director londinense Asif Kapadia, que pone énfasis en la legendaria rivalidad entre los pilotos de fórmula 1 Ayrton Senna y el francés Alain Proust.
En suma, “Rush” es una película con un argumento que parece ya muy visitado, pero el trabajo de dirección, montaje, y algunos recursos narrativos, así como las interpretaciones de Brühl y Hemsworth la vuelven una cinta entretenida, bien hecha y que hace sentir la adrenalina fuera de la pantalla
Rush, escrita por Peter Morgan, Dirgida por Ron Howard, EUA/2013, Reparto: Chris Hemsworth, Daniel Brühl, Olivia Wilde, Alexandra María Lara.