Por Cristina F. Fimia
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El actor italiano Giuliano Gemma, más conocido como “Ringo” en su faceta como astro del “espagueti-western”, falleció a los 75 años el martes en un accidente de tráfico ocurrido en Cerveteri, provincia de Roma. Gemma, famoso a nivel mundial por sus papeles en películas del Oeste filmadas en Europa, conducía su automóvil y se vio implicado en un choque frontal en el que resultaron heridos un hombre y su hijo, que se encuentran fuera de peligro. “Hay que tener una pasión, una gran pasión para no envejecer”, era su frase preferida.

El actor italiano logró alcanzar el estrellato con su personaje “Ringo” con conocidos títulos como “Una pistola para Ringo” o “El retorno de Ringo”, pero además, protagonizó conocidos títulos de muchos otros géneros como “el Gatopardo”, “El día de la ira”, “Vivos o preferiblemente muertos”, o la española “Juana la Loca”.

Su época de esplendor llegó durante la segunda mitad de los años 60 y 70, momento en que fue considerado como uno de los actores italianos más importantes. De hecho, recibió premios por su actuación en las películas “Corleone” y “Prefetto di ferro”. Gemma participó en más de 80 producciones cinematográficas y televisivas.

Amante del deporte, decantándose en primer lugar por el atletismo y el boxeo, no rechazaba tampoco el riesgo. En su juventud practicó el pugilato y llegó a ser bombero antes de convertirse en actor. Tras actuar como doble de películas, llegó a ser la estrella que hoy todos conocemos, encargándose él mismo de protagonizar las peligrosas escenas de acción de sus cintas.

No solo brilló en los “spaghetti westerns”. “Erik el Vikingo”, “También los Ángeles comen judías” o “El Desierto De Los Tártaros” fueron otros de sus grandes trabajos. Pero ya antes de todo aquello, se había dejado ver en películas como “El Gatopardo”, de Visconti, con Alain Delon. Gemma, que deja mujer y dos hijas, había aparecido hace poco en el film “A Roma con amor / To Rome with Love”, la comedia de Woody Allen.

Y es que el italiano llevaba el arte en la sangre. No solo fue un tremendo actor, sino que también amaba la escultura. “La escultura”, llegó a declarar, “es una pasión que cultivo desde niño. He tenido la suerte de conocer a grandes artistas como Attardi, Tommei, Ferroni y Robazza, pero quizás es una actividad que me encaja también porque se me dan bien las manualidades. Probablemente es algo hereditario: desciendo de una familia de artesanos, mi padre era barbero y el abuelo, zapatero”.

Gemma tenía previsto rodar próximamente el drama romántico “Deauville”, una coproducción internacional dirigida por el español Miguel Cruz Carretero.

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