Por Hugo Lara
“12 años años Esclavo” (12 Years a Slave, 2013) es uno de los filmes más triunfadores de la actual temporada de premios de Estados Unidos y desde hace meses figura como una de las favoritas para la próxima entrega de los premios Oscar, el evento más importante de su tipo en Hollywood. Se trata del tercer largometraje del cineasta londinense de raíces antillanas Steve McQueen , responsable de sólidos filmes como “Hunger” (2008) y “Shame” (2011).
En “12 años Esclavo” McQueen manifiesta con firmeza su postura como miembro de la comunidad negra, en el sentido de considerar el largo periodo de esclavitud de 400 años como un Holocausto, de la misma manera que los judíos asumen su persecución y los actos de exterminio en su contra.
La película narra la historia verdadera de Solomon Northup (Chiwetel Ejiofor), un negro libre —y virtuoso violinista— de Nueva York que en 1841 es secuestrado y vendido como esclavo en Louisiana. Así, Northup se incorpora al duro trabajo en el campo al servicio de un benévolo patrón, Ford (Benedict Cumberbatch). Sin embargo, tras un violento incidente con uno de los capataces, es cedido al cruel y desquiciado hacendado Edwin Epps (Michael Fassbender), con quien Northup establece una extraña relación de odio y respeto. En ese entorno de sumisión, Northup intenta salvar su vida, mantener su dignidad y encontrar la forma de regresar a casa.
“12 años Esclavo” es una película sólida en diferentes aspectos. Está basada en el eficaz guión de John Ridley (“Three Kings”, 1999), que adapta convincentemente el libro autobiográfico de Northup, mediante una selección de episodios que suceden a lo largo de 12 años y que se encadenan correctamente. El relato está cifrado en el retrato detallado del protagonista, enriquecido notablemente por la sobresaliente actuación de Ejiofor , quien lleva sobre sus hombros la carga fuerte del filme.
Además, la realización saca partido de varios personajes secundarios, a los que les da realce con un ensamble de actores de gran nivel, algunos con muy breves pero llamativas intervenciones, como Paul Giamatti, Paul Dano y Brad Pitt. Asimismo, el estupendo actor Fassbender logra darle vida convincentemente a un complejo villano, dominante y explosivo, que acecha a Northup y determina su destino.
El diseño de producción, la música, el vestuario y la fotografía son otros rubros destacados de “12 años Esclavo”, pues recrean con solvencia la sociedad sureño de los Estados Unidos del siglo XIX, con su moral tradicionalista, sus personajes primitivos, su paisaje entre bucólico y salvaje, plácido y cruel.
“12 años Esclavo” no alcanza el nivel de una película genial e imprescindible, pero es consistente y de buena factura. Eso sí, le saca una enorme ventaja a la pretenciosa y floja “El mayordomo de la Casa Blanca”, otra cinta que aborda también este año la temática del racismo en Estados Unidos y que igualmente desea colarse entre las nominadas al Oscar.