Por Hugo Lara Chavez
Desde Cannes
El director británico Mike Leigh, ganador de una Palma de Oro con “Secretos y mentiras” (Secrets & Lies, 1996) regresa por quinta vez a la competencia oficial del Festival de Cannes con “Mr. Turner”, un biopic del pintor romántico J.M.W Turner (1775-1851) exhibida en la segunda jornada del certamen fílmico. Se trata de un filme más largo de lo debido, con caídas de ritmo, pero que tiene atisbos de buen cine sobre todo a partir de la destreza del actor Timothy Spall, quien logra dar vida a un retrato de este extravagante y visionario artista en su edad madura. También se exhibió “Party Girl” de los debutantes Marie Amachoukeli, Claire Burger y Samuel Theis, producción francesa que fue la cinta inaugural de la sección Una Cierta Mirada, dedicada a las óperas primas. Es un relato de tonos agridulces alrededor de una prostituta madura que es pedida en matrimonio por uno de sus clientes y eso trastoca su vida y la de su familia.
Situada en la época victoriana, “Mr Turner” es el tercer largometraje de época de Leigh, quien antes había dirigido “Topsy-Turvy” y “Vera Drake”. La película muestra, a través de diversas viñetas, la exótica personalidad de Turner, su espíritu embustero, su gusto por viajar y su creatividad compulsiva que sale de toda norma y que causa disgusto entre ciertos sectores moralistas, incluída la reina Victoria. El guión y la realización pretenden conferirle unidad a través de la estrecha relación del pintor con su padre (Paul Jesson), su torva y casi cómica ama de llaves y una de sus amantes.
Desde luego, ocupan un espacio principal la contemplación de algunas de sus pinturas célebres (sus célebres paisajes marinos llenos de nubes), así como las disertaciones que detonan estas entre sus admiradores. La película se siente dispareja, con subidas y bajadas, algunas escenas memorables (como la rivalidad manifiesta de otro pintor, durante una exposición) pero no demasiadas.
Por su parte, “Party Girl” es una historia basada en un personaje real: una prostituta sexagenaria, Angélique, que es interpretada por Angélique Litzenburger, madre de uno de los realizadores (Samuel Theis) y que inspiró este relato. Angélique recibe la propuesta de matrimonio de Michel (Joseph Bour), uno de sus clientes asiduos. Esto da pie a que Angélique se acerque a sus cuatro hijos: Cynthia, Mario, Samuel y la adolescente Séverine, con quien debe reconstruir su relación rota.
Debe notarse que los cuatro hijos de la protagonista tambien lo son en la vida real (el codirector hace el papel de uno de ellos). En este sentido, la realización asume cierto aire documental y captura en varios momentos las atmósferas de los burdeles, las calles y las viviendas proletarias de Estrasburgo, donde se sitúa la narración.
Es un filme de buen ritmo, con una correcta actuación de Angélique Litzenburger, quien hace un personaje entrañable, con luces y sombras. El filme está más cerca de la comedia, pero tiene notas dramáticas que la salvan afortunadamente de la complacencia.