Foto: Gloria Marín en “En tiempos de la inquisición” (Juan Bustillo Oro, 1946). Filmoteca de la UNAM
Por Elisa Lozano[1]
El exilio nace de una tragedia, de la imposición, de la negación rotunda a decidir lo más vital del ser humano: el derecho a la vida y a la pertenecía a un territorio. De esa imposición nace a su vez una nueva manera de vivir. Desde luego, la necesidad obliga a rehacer la cotidianeidad en lo material: buscar un empleo o aprender uno nuevo […]. reconstruir las relaciones familiares en la medida de lo posible y reconocerse nuevamente como grupo, siempre procurando mantener las señas de identidad rotas por el destierro.
Ariel Arnal [2].
Vicente Petit Alandí (Valencia, 1893- Ciudad de México, 1948), fue uno de los 1599 pasajeros del barco Sinaia, que un día como hoy, hace setenta y cinco años, llegó al puerto de Veracruz. Él, como cientos de exiliados republicanos españoles encontró en México una segunda oportunidad, aquí formó una familia y retomó una carrera profesional abruptamente truncada por la Guerra Civil.[3]
Este artista valenciano tenía ya una trayectoria profesional reconocida en su país, como decorador, y diseñador. Estudió Artes en la Academia de San Carlos en Valencia y completó su formación en L´Univeristé Paris-Sorbonne de París, ciudad en la que vivió algunos años, para regresar luego a Madrid.
En la capital española la gran habilidad de Petit como diseñador de muebles quedó patente en 1922, durante el “Salón de Otoño”, exhibición del Museo de Reproducciones, según informó el periódico madrileño La Esfera, en su edición del 28 de octubre de 1922. Otro momento importante lo tuvo Petit junto a los hermanos Francisco y Manuel Fontanals, con quienes participó en la Exposición Internacional de Artes Decorativas de París, en 1925, para la cual realizó algunos paneles decorativos del Pabellón Español.
Una década después, Petit debutó en el cine español como decorador de la película “Rosario la cortijera” (León Artola, 1935), una “españolada” como se le denomina a las cintas con ambientes folklóricos, estelarizada por la cantante Estrellita Castro, que alcanzó gran éxito.
Durante esa época el escenógrafo trabajó además en los estudios de cine: CEA – Cinematografia Española y Americana de la Ciudad Lineal, en las afueras de Madrid; en los Estudios Aranjuez y en los Estudios Cinematográficos Orphea Film, S.A. en Barcelona, según refiere su nieta Marie Claire Petit.
Vicente Petit. Col. Marie Claire Petit
Guerra Civil
Al estallido de la guerra, Vicente Petit se incorporó al cuerpo de infantería, a la unidad del Batallón UGT de servicios especiales que asistía a la operación de defensa de Madrid en julio de 1936, y participa en la sección de cine de la Subsecretaría de propaganda, para la que diseñó un cartel para la Junta Municipal de Valencia Poco después, colaboró con los escritores André Malraux y Max Aub, como decorador de la célebre cinta “La sierra de Teruel”, filmada en España y Francia, al mismo tiempo en que transcurría la Guerra Civil.
Por su adhesión al bando republicano Petit salió de España y fue confinado al campo de concentración de Barcarès, en Francia, donde permaneció tres meses, hasta que el 23 de mayo, desde el puerto de Séte, abordó el buque Sinaia, en cuyo registro aparecen los siguientes datos:
“46 años, soltero. Natural de Valencia. Partido Político: Izquierda Republicana; Central Sindical: Unión General de Trabajadores. Residencia en Francia; Cargo de Barcarès. Cargos antes de la guerra: ninguno. Cargos durante la guerra; “Regisseur y decorador de cine del Ministerio de Estadio”[4]
Finalmente, después de tres semanas de viaje, Vicente Petit llegó a nuestro país el día 13 de junio de 1939, a sus 46 años, se abría para él la esperanza de una nueva vida. Su nieta, Marie Claire Petit apunta que de inmediato, gracias al Comité Técnico de Ayuda a los Españoles en México (CTAEM) Petit, al igual que otros refugiados, fue alojado en un albergue ubicado en la calle de Chilpancingo 164 altos. Poco después “debido a su alta preparación y conocimientos empezó a dibujar y diseñar para la Mueblería I y R, abandonando el lugar en el mes de diciembre de ese mismo año”.
Adaptado a su nuevo estilo de vida, Vicente Petit se naturaliza mexicano y contrae matrimonio con Pilar Cortés Pastor, con quien procrea dos hijos: Paul Vicente y José Guillermo.
A la fecha, no existen datos que permitan precisar cuales fueron las circunstancias o las personas que intervinieron para que el valenciano ingresara al cine nacional, pero en 1942 debutó como escenógrafo en la película infantil “Las aventuras de Cucuruchito y Pinocho”, dirigida por Carlos Véjar. El guión era obra del notable escritor e ilustrador Salvador Bartolozzi y contó con la actuación de Magda Donato, su esposa (ambos exiliados españoles). En esa primera oportunidad, compartió el crédito con Carlos Toussaint.
La cinta fue alabada por su logrado proceso de color, por ofrecer una opción de calidad a los niños mexicanos, y sobre todo, por los sets multicolores “de encanto y la actuación plena de gracia de todos sus intérpretes”.[5]
Tres años después, Petit interviene en “La barraca”, ópera prima de Roberto Gavaldón, adaptación de novela cumbre del escritor valenciano Vicente Blasco Ibáñez, en la que intervino un grupo numeroso de actores, músicos y otro escenógrafo exiliado, el valenciano Francisco Marco Chilet, quien colaboró para reconstruir fielmente la arquitectura rural de su terruño, en los campos de Mixcoac. Haciendo gala de sus conocimientos estéticos, históricos, y según declararía Gavaldón, de una edición ilustrada de la novela que sirvió de guía, realizan el vestuario, los carruajes y la escenografía, en la que sobresalen las barracas, utilizadas antiguamente por labradores y pescadores en todas las poblaciones de la zona y alrededores como vivienda o almacén.
Los elementos principales de ésta —el tejado o techo a dos aguas, con una notable inclinación y la fachada con una puerta principal de acceso y una ventana de cada lado— fueron reproducidos fielmente para el film, así como las calles del pueblo e incluso, a base de forillos, y del matt shot, la fachada de la catedral de Valencia.
La desgarradora historia de una familia que lo pierde todo —una metáfora del exilio— y la impecable factura de “La barraca”, fue premiada por la recién creada Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas con nueve Arieles, incluyendo el de “Mejor escenografía” otorgado a Petit, quien a partir de entonces trabajará con otros directores importantes del periodo como Juan Bustillo Oro, Fernando de Fuentes y Gilberto Martínez Solares.
Del primero, destaca “En tiempos de la inquisición” (1946), una historia de amor protagonizada por Gloria María y Jorge Negrete que transcurre en el siglo XVI, para la que el escenógrafo recreó —en el interior de los estudios Azteca— las calles de Toledo, con edificios de estilo mudéjar. A falta de presupuesto, los hábiles pintores imitaron los mosaicos y los terminados marmóreos de las columnas.
Mientras que en “La devoradora” (1946) dirigida por Fernando de Fuentes, Petit eligió el estilo Decó (aún en boga en México) para ambientar los sofisticados espacios que habita la cruel y bella Diana de Arellano (María Félix), cuyo departamento sobresale por la decoración con lámparas y esculturas, las telas satinadas y los muebles capitonados. Todo es armónico en la cinta, incluso el cabaret que continúa la misma línea estética.
Así, en tan sólo seis años, Vicente Petit participó en más de treinta películas, desafortunadamente, su muerte acaecida el 14 de enero de 1948, truncó una de las carreras más prometedoras del periodo.
Desde hace varios años Marie Claire Petit ha emprendido el rescate de la obra de su abuelo en archivos de España, Francia y México. Desde aquí le agradecemos el generoso acceso a sus fuentes, así como al Dr. Juan Ignacio del Cueto Ruiz- Funes, especialista en la obra de los arquitectos españoles exiliados en México, por incluir a los escenógrafos exiliados —tan olvidados en la historia del cine — en diversos espacios académicos, museográficos y editoriales [6].
NOTAS AL PIE
[1] Investigadora independiente. Becaria del FONCA con el proyecto “Escenógrafos y directores de arte del cine mexicano”, del cual se desprende el presente texto.
[2] Ariel Arnal, “Imágenes del exilio español”, México, MUCA, UNAM, 2000, p.29.
[3] Entre los cientos de exiliados españoles que llegaron a México a finales de los años treinta, se encontraba un nutrido grupo vinculado con el cine: actores, directores, músicos, guionistas, y además de Petit los escenógrafos: Manuel Fontanals (quien llegó en 1937), Arcadi Artís y Francisco Marco Chilet; catalanes los dos primeros, valenciano el tercero. Un grupo reducido en apariencia, pero tan prolífico que entre 1938 y 197 filmó más de quinientas películas.
[4] http://www.fpabloiglesias.es.
[5]Archive: http://www.mexfilmarchive.com/documents/las_aventuras_de_cucuruchito_y_pinocho_carlos_vj.html
[6] Los más recientes son el “Coloquio Internacional 2014. Arquitectura y exilio: las diásporas europeas de la primera mitad del siglo XX y su arraigo en América Latina”, llevado a cabo del 9 al 13 de junio en la Facultad de Arquitectura de la UNAM, y la exposición: “Presencia del exilio español en la arquitectura mexicana”, actualmente en el Museo de la Arquitectura del Palacio de Bellas Artes, y que permanecerá abierta hasta el día 3 de agosto del año en curso. Sobre la misma véase: http://www.arquine.com/agenda/presencia-del-exilio-espanol-en-la-arquitectura-mexicana/.
Still de la película “Con la música por dentro” (Humberto Gómez Landero, 1947). Col. Marie Claire Petit.