Por Miguel Ravelo
Desde Morelia

Dentro de la Sección de Largometraje Mexicano en competencia, el Festival Internacional de Cine de Morelia presentó “Hilda”, opera prima de Andrés Clariond Rangel, basada en la obra teatral homónima de la autora francesa Marie NDiaye. En ella, conocemos a Susana Le Marchand (Verónica Langer), ama de casa y esposa de un acaudalado empresario (Fernando Becerril). Susana es una mujer que pasa sus días recibiendo los pagos de los préstamos que ha hecho su esposo, organizando cenas para los socios de su marido, disfrutando de una casa muy lujosa y viviendo con la aparente despreocupación y soltura que brinda una posición económica más que solvente.

Entre recuerdos de una juventud marxista llena de ideales de cambio y rebelión, con memorias de una adolescencia como parte del movimiento estudiantil de 1968, nos enteramos de lo vacío de la vida de nuestra protagonista, de lo inútil que la hacen sentir su marido y su hijo. Susana se va dando cuenta de lo innecesaria que es su existencia en la vida de sus seres amados: su marido solamente tiene cabeza para sus negocios y su hijo, un junior con ideales de poeta que busca sacar provecho de los contactos de su padre, ya formó una familia y la mayoría de las veces trata a su madre como un estorbo. Y es en este punto en el que llega Hilda (Adriana Paz), la esposa de su jardinero, a la que contratan como nana de su nieto y que será el catalizador que desencadenará cambios profundamente perturbadores en la conducta de nuestra protagonista.

Si bien Susana desde un inicio se nos presenta como una mujer frívola pero bondadosa, poco a poco el bien construido guión de Clariond Rangel va soltando pistas, a través de reacciones y comentarios de Susana, de un personaje con carácter elitista y profundamente clasista, escondido hasta para ella misma en una desviada bondad hacia sus empleadas domésticas y a la gente que trabaja en su mansión: por un lado, Susana recalca en cualquier oportunidad que sus empleadas comen lo mismo que ella, en la misma vajilla y con los mismos cubiertos lujosos, porque ella no hace diferencias. Por otro lado, al momento de buscar a una nana para cuidar a su nieto y enterarse de los nombres de las personas que entrevista, se sorprende como si ellas se trataran de objetos intercambiables o de colección, al grado de exclamar “¡Nunca he tenido una Hilda, pero he tenido dos Juanas!”

Un acierto del guión también es la forma en que desmenuza y juega con su personaje principal. El desarrollo en ningún momento es burdo; se toma su tiempo, es sutil al transmitir la forma en que la mente de Susana va descomponiéndose. Y en este punto vale la pena subrayar que esta película, tanto en guión como en actuación, pertenece a su actriz protagonista, Verónica Langer. El solvente trabajo de Clariond como director y escritor se ve beneficiado por el trabajo de Langer. La mancuerna entre el autor y su actriz es tan efectiva que llega un momento en que ella se convierte en una fuerza imparable que amenaza con opacar al resto del elenco; afortunadamente Adriana Paz en el papel titular y Fernando Becerril como el Sr. Le Marchand están a la altura y sostienen y dan buena réplica al impecable desempeño de Langer.

La historia se torna cada vez más claustrofóbica dentro de las paredes de la casa Le Marchand. Son contadas las ocasiones en que el director nos lleva fuera de la lujosa mansión a la que Hilda tuvo la desventura de llegar a trabajar, y de comenzar siendo una historia divertida, con una bien desarrollada critica hacia algunos sectores de la sociedad mexicana, la historia termina apostando por el suspenso, la obsesión y la creencia de que se puede ser dueño de alguien y controlar su vida y hasta su apariencia, en un dañino juego de tortura psicológica.

Tal vez los personajes secundarios pudieron desarrollarse mejor; por otra parte, algunos momentos del desenlace parecieran calcados de “Jazmín Azul” (Blue Jasmine, Woody Allen, 2013), pero estos detalles no hacen desmerecer al trabajo que Clariond Rangel nos entrega como carta de presentación y que augura una filmografía sólida y disfrutable.

Hilda

Dirección: Clariond Rangel, Andrés. Guión: Clariond Rangel, Andrés. Pais: México. Producción: Célis, Nicolás. Compañía Productora: Cinematográfica CR, EFD, Pimienta Films. Fotografía: Ortega, Héctor. Edición: Asuad, Yibran | Figueroa, Oscar | Musálem, Miguel | Parisi, Adrián. Sonido: Díaz, Sergio | Núñez, Santiago. Música: Monfort, Rodrigo. Dirección de arte: Robledo, Hania. Reparto: Langer, Verónica