Por Jean-Pierre Garcia
Desde Cannes

Una grata sorpresa vino de Alemania. Se trata de “Toni Erdmann” de Maren Ade, joven directora pero con experiencia (ganó el Oso de Oro en Berlin con “Every one else”, su primer largometraje), quien nos propone una comedia muy sorprendente. Sabe construir sus personajes en el tiempo de una película y hacerlos sentir de carne y hueso, con personalidad y sentido del humor.

Winnfried (Peter Simonischek), un hombre ya maduro, vive solo con su viejo perro y cuida a su anciana madre.  Se caracteriza por su afán permanente de hacer chistes y bromas. Su hija Inés (Sandra Huller), trabaja  como experta para un grupo internacional de consultores y sueña con vivir en Japón aunque por el momento se encuentra en Rumania. Su lindo trabajo consiste en reorganizar fábricas y compañías petroleras locales, es decir, echar a la calles a miles de obreros. La hija tiende a ser depresiva y triste pero su padre busca hacerla sonriente.
 
Una vez que Maren Ade plantea a sus personajes le da un giro a su historia cuando el padre decide visitarla en Rumania por sorpresa. Es una catástrofe, pues Winfried no para de seguir su hija por todas partes, lo que para ella se vuelve sofocante. La hija se desespera y lo corre, pero reaparece disfrazado con otro nombre, larga cabellera y nuevos chistes. Así, Tony simula ser, delante de los demás colegas de su hija, un gran el ejecutivo alemán que apoya a la compañía de Inés. El ritmo de la película se acelera, los sentimientos surgen y las sonrisas del inicio se transforman en carcajadas. No es tan frecuente ver en Cannes una sala llena de periodistas que se ríen con franqueza. No se trata aquí de un sentido del humor local sino de un humor muy provocativo que se atreve a dar puñetazos en todas las deficiencias o fallos de nuestras sociedades «modernas». El Tony (del titulo de la película) usa falsos dientes y con cabellos postizos se vuelve otra personas, y hay quien se lo cree (se puede pensar en el personaje de Andy Kaufman en “Man on the Moon”, película famosa de Milos Forman). Por lo tanto, Inés, al borde de una crisis de nervios, trata de esconderse de su padre pero Tony surge siempre en el peor momento. Con toques precisos de mucho humor, la directora nos lleva hacia donde nos quiere poner: hacia el paroxismo de cada personajes, tanto en términos de humor que de toma de conciencia de lo que son realmente.  Se consigue el intercambio entre padre e hija, y todo va mas allá de la historia, que funciona como algo simbólico.
 
Es muy posible que “Tony Erdmann” tenga el mismo impacto con el público de Cannes que tuvo “Relatos Salvajes” (de Damián Szafron, de Argentina), hace dos años. En suma, “Tony Erdmann” es una linda sorpresa de aquellas que sabe darnos este festival.

Por Jean-Pierre Garcia

Jean-Pierre García es crítico e historiador de cine, fundó y dirigió el Festival Internacional de Cine de Amiens, Francia, de 1980 a 2011, que muestra cine del mundo entero y ha desarrollado un papel muy importante en lo que se refiere al apoyo a jóvenes directores de África, Asia y América Latina. Organizó varias retrospectivas y homenajes al cine mexicano y participó en el libro Luz, cámara, acción: cinefotógrafos mexicanos. En 1996, creó el Fondo de Apoyo a Desarrollo de Guiones del Festival de Amiens. Ha sido integrante y presidente de varios jurados internacionales en Europa, África, Asia y América Latina. Es experto en políticas de financiamiento y apoyos a cines del hemisferio sur.