Por Jean-Pierre Garcia
Exclusiva desde Cannes
Sonia Braga vuelve a la gran pantalla. En sí el anuncio ya supone un gran atractivo, pero en «Aquarius», dirigida por Kleber Mendonça Filho, esta estrella brasileña demuestra tanto talento que de inmediato pensamos que se merece lo mejor en términos de actuación femenina. La película es para Screen International una de las tres más apoyadas por los críticos, dentro de la competencia oficial de esta edición del Festival de Cannes.
Antes de empezar la proyección, en la alfombra roja del festival, todo el equipo de la película presentaba carteles para denunciar el golpe de estado contra la presidenta Dilma Rousseff. Este evento sorprendente en la alfombra roja siguió en la sala pues reaparecieron los carteles y un bandera que decía «Brasil ya no es una democracia». El público dio un gran aplauso a estas personas, pues en esta proyección, a las cuatro de la tarde, había también varios periodistas y críticos de cine.
“Aquarius” es el nombre de un edificio en la ciudad de Recife, un inmueble de los años cuarenta situado frente al mar. Ahí es adonde Clara vive su jubilación, es una señora de unos sesenta años, ex-critica de música (muy reconocida en los medios nacionales). Esta señora, viuda desde unos siete años, es madre de tres hijos e hija, y desea pasar su vida en este departamento que le legaron sus padres. Pero se enfrenta a una gran compañía inmobiliaria que quiere construir un edificio moderno de gran «standing» y para ello compra todos los departamentos de Aquarius. Les falta uno, el de Clara. Entre Clara y el joven promotor inmobiliario (quien estudió business en Estados-Unidos) va a estallar una guerra fría, terrible.
Toda la película está edificada alrededor de esta trama dramática, aunque hay un pequeño flash-back en el inicio. Lamentablemente, hubo unos críticos que (por cansancio o por digestión difícil, quizás) se perdieron el inicio de la película cuando se habla del cáncer que Clara venció a los cuarenta años. Es provocativo decir esto y un poco suspicaz, pero es un modo mío para tratar de darles una idea de ciertas charlas (casi peleas) que siguieron a las proyecciones entre gente de cine. Es como un juego, así que cada cual sabe con quien hablar o no saliendo de la película. A mi, durante años, me gustaba charlar con el amigo José Avelar (gran critico brasileño) que falleció hace dos meses. Estoy seguro que José Carlos hubiera apoyado esta película.
Sin entrar en los detalles, Kleber Mendonça opta por mantenernos casi todo el tiempo como en una jaula, aunque el departamento de Clara sea magnífico en términos de su vista al mar y su decorado interior. Entre la excepcional colección de discos de vynil de la ex-critica musical y las pinturas y esculturas, o los objetos de su vida cotidiana, el director compone una pintura muy delicada de un universo artístico único.
Además, el director consigue filmar un lugar tan pequeño como un departamento de modo muy seguro, pues un departamento en la realidad no tiene nada que ver con su representación (o volumen) en el cine. Aquí, tanto el espacio del departamento como los elementos del decorado, toman con certeza un valor simbólico muy fuerte.
El personaje a quien Sonia Braga da vida está muy bien construido, tiene gran fuerza y presencia en la pantalla; es sofisticada y sencilla a la vez. Esta cualidad tiene que ver con la puesta en escena y el modo en que el director filma, así como con la actuación de Sonia Braga. De modo evidente, director y actriz intercambiaron mucho y se entendieron perfectamente.
Sin contarles la película y sin más palabras elogiosas, se tiene que saber que el impulso dramático resulta ser muy sorprendente. Es seguro que después de ver esta película, las inmobiliarias no van a sentirse contentas, porque a nada ni a nadie respetan (la mayoría de ellas), porque destruyen el patrimonio urbano de las grandes ciudades latinas, porque copian lo que imaginan que es la modernidad. Pero “Aquarius” no es una película que ataca directamente o políticamente lo escandaloso de las prácticas inmobiliarias, sino que se concentra en la vida de una persona y teje alrededor de ella de modo preciso y pacífico, con mucha humanidad. Son los actos de la empresa dueña de casi todo el Edificio Aquarius lo que nos hace entrar en el descubrimiento de las políticas de remodelación urbana y de especulación financiera.
“Aquarius” es una de las mejores noticias cinematográficas que este Festival de Cannes nos ha traído. Y se espera que el Jurado internacional no se olvide de Sonia Braga.
FOTO: Humberto Carrao, Sonia Braga & Kleber Mendonça Filho © AC POUJOULAT / AFP