Por Jean-Pierre Garcia
Desde Cannes en exclusiva

Presentada dentro de la actual competencia oficial del Festival de Cannes, la película filipina “Ma’Rosa” (Filipinas, 2016) de Brillante Mendoza es un «film noir» contemporáneo que transcurre en un barrio pobre de Manilla. Apoyándose en este género, el director propone una obra de autor dirigida a un público popular. Y lo consigue.

Brillante Mendoza ha sido seleccionado por tercera vez en la competencia de Cannes. Con “Serbis” (Servicio) en 2008, “Kinatay” en 2009, y también en la Quincena de realizadores con “John John” (2007). Tuvo éxito también en la Berlinale con “Tirador” (2008) y en Venecia con “Lola” (2010). Este director, que tiene un estilo muy próximo al documental, ya dirigió 16 películas de largometraje. Entró en el cine por casualidad pues, como dirigía comerciales, un productor le propuso filmar la historia de un masajista (“Masahista”, 2005), que ganó el Leopardo de Oro-Vídeo, en el festival de Locarno. A lo largo de los años, Brillante Mendoza parece merecer su nombre, pues tuvo gran éxito por la originalidad de sus trabajos y temas.

La familia y sus asuntos constituyen una parte recurrente de su obra, la espina dorsal de su búsqueda en lo que toca a su país, Filipinas. Los que conocen la historia de México saben bien que en San Blas (Nayarit) llegaban en tiempos de la colonia los barcos proveniente de las colonias españolas de Asia y, en especial de Filipinas. Desde San Blas atravesaban a México cargadas en mulas los productos desde allá hacia Veracruz, a donde tomaban otro barco hacia España. Así que todas las palabras del idioma filipino llevan muchos hispanismos y los apellidos cristianos son muy comunes. Fin del paréntesis.

Acercando México a Filipinas, se sabe que este país tuvo una industria del cine importante y exitosa en su tierra, en los años cincuenta y sesenta. Es en los setentas  que pudieron desarrollar un trabajo mucho más creativo verdaderos autores como Lino Brocka, Israel Bernal, Mike de León, Marilu Diaz-Abaya . Todo se vino abajo durante los años ochenta y noventa. Al inicio del dos mil, con las nuevas técnicas de vídeo y el formato digital, un número importante de jóvenes directores empezaron a producir, con base en una economía básica pero muy eficiente. Se trataba de cine de género (policíaco, ficheras, etc. ) con un fondo de melodrama. Pero la realidad del país, la miseria y la corrupción ligadas  a la dictadura del presidente Ferdinand Marcos, transformaron Filipinas y su sentido artístico.

Con “Ma’Rosa”, Brillante Mendoza nos habla de la historias de una familia que vive a costa de lo que gana la madre en una tienda de dulces. Los tres hijos y una hija la ayudan más o menos, el padre (cuando no se está drogado) igual echa una mano. El espíritu y la sobrevivencia de la familia dependen de Mamá Rosa. Este personaje es interpretado con fuerza y simpatía por Jaclin José, una actriz que en su juventud actuó con ciertos autores de los ochenta y se ha convertido en una de las actrices favoritas de Brillante Mendoza.  
Para resolver la búsqueda permanente de dinero, Ma’Rosa vende a ciertos clientes « cristal », estas piedritas de droga que tanto daño hacen. Denunciado por un tipo tan pobre como ellos, se van a enfrentar a un grupo de policías corruptos que les obligan a denunciar a un pájaro más grande que ellos y a pagar una buena cantidad si quieren escapar de una dura condena. Son los hijos quienes acuden a los colegas, amigos o familiares para conseguir la plata para los policías corruptos. Es impresionante ver cómo a lo largo de esta búsqueda se pasan el tiempo contando los billetes, uno a uno para salvar a sus padres.

La trama es sencilla, todo pasa en dos o tres días y en el mismo barrio. Hay casi unidad de acción, lugar y tiempo. Es un melodrama social contundente. En realidad es un film noir con mucha lucidez y realismo social. El director usa mucho la cámara a mano  o al hombro, para decirnos en largos planos secuencias lo que es vivir (o tratar de sobrevivir ) en este universo de los suburbios miserables.  No necesita crear o buscar decorados, le basta, en muchas zonas, salir a la calle y empezar a filmar.

Esta película puede interesar a cierto público de México, toda vez que el autor es ya conocido en festivales de tamaño internacional como Guadalajara o Morelia, pues este tipo de economía de producción tiene mucha fuerza a pesar de sus escasos recursos económicos. Se puede considerar como un ejemplo válido para muchos países, pues atrae a su propio público local y se puede exportar.

En virtud a que están profundamente ancladas a las realidades de sus países respectivos y porque proponen escrituras cinematográficas originales y alternativas, películas como “Aquarius” (de Brasil) y “Ma’Rosa” (de Filipinas) merecen una gran atención en este Festival de Cannes 2016. E inclusive podrían ser premiadas.

FOTO: Ma’Rosa © L. Venance / AFP

Por Jean-Pierre Garcia

Jean-Pierre García es crítico e historiador de cine, fundó y dirigió el Festival Internacional de Cine de Amiens, Francia, de 1980 a 2011, que muestra cine del mundo entero y ha desarrollado un papel muy importante en lo que se refiere al apoyo a jóvenes directores de África, Asia y América Latina. Organizó varias retrospectivas y homenajes al cine mexicano y participó en el libro Luz, cámara, acción: cinefotógrafos mexicanos. En 1996, creó el Fondo de Apoyo a Desarrollo de Guiones del Festival de Amiens. Ha sido integrante y presidente de varios jurados internacionales en Europa, África, Asia y América Latina. Es experto en políticas de financiamiento y apoyos a cines del hemisferio sur.