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2010-10-23 00:00:00

Selección Oficial FICM: Largometrajes DE DIA Y DE NOCHE: Más dormido que despierto

Por Ulises Pérez Mancilla 

De no haber sido producida por Mantarraya, esta película de ciencia ficción con pretensiones intelectuales no se explicaría en la selección oficial. La trama de De día y de noche es harto conocida en los terrenos de Hollywood, sólo que la fórmula aquí es que, en vez de abordarla con mucha acción, efectos especiales, naves y armas, se regodea en el uso de un ritmo lento, lento, lento, cómo si al propio director Alejandro Molina le pareciera absurda su propia historia y estuviera preocupado todo el tiempo en convencer al espectador de que se trata de algo serio. Sus planos contemplativos son menos (mucho menos) Tarkovsky y más (mucho más) pose. 

En la mejor tradición de George Orwell, las nuevas sociedades del mundo viven aisladas y regidas por un sistema dictatorial que en este caso controla los cuerpos humanos a través de una enzima que los programa a unos para vivir de día y a otros de noche. La familia como estructura social ha sido eliminada. Ahora la gente procrea hijos pero no les pertenecen. La historia se centra en el personaje de Sandra Echeverría (la reina de la sci-fi nacional), cuando decide traicionar al sistema e imponer su instinto maternal, revelarse y buscar a su hija (Gala Montes de Oca) con ayuda de otro disidente (Manuel Balbi). 

De entrada, en De día y de noche destaca su diseño de producción: vestuario, arte, maquillaje; todo parece encaminado a no cometer los errores de las atroces 2033 y Seres, sin embargo, los espacios se vuelven pronto asfixiantes, pero para mal, especialmente por que no hay nada perturbador en la historia que justifique esa sensación que no provoca más que bostezos. Se nota a leguas que está diseñado así porque económicamente no hay para más y se están cuidando, como dirían por ahí en los rodajes, “de no mostrar los calzones”. Toda la trama está resuelta a partir de diálogos inflados de citas filosóficas tomadas tal cual, sin previo análisis y metidas tan a calzador que rayan en lo ridículo. 

Las actuaciones son frías, planas e inexpresivas y uno piensa: ah, claro, tratan de hacer una analogía entre el estado en declive de la humanidad bajo esas reglas, pero en realidad, es mera interpretación del público que para la primera media hora que va de la película, la mente de uno divaga ya por todas partes, tratando de explicar lo que está ocurriendo, no porque no se entienda, sino porque de inicio a fin está resuelto con parlamentos y no con imágenes, con planos vacíos de contenido que se postergan hasta el predecible final apocalíptico en que los héroes escapan del sistema, teniendo al mar y harto paisaje de belleza devastadora como destino último.  

El futuro se siente anticuado por doquier, incluido un discurso anodino y sin arrojo que podría interpretarse como una revaloración del concepto más convencional de familia liderado por personajes desdibujados, que si el cine fuera televisión, obligarían a tomar el control y cambiarle. 

De día y de noche (2010)

Dirección: Alejandro Molina. Productor: Roberto Garza. Guión: Alejandro Molina, Roberto Garza Angulo, Coproductor: Jaime Romandía, Miguel Bonilla. Reparto:  Manuel Balbi,  Sandra Echeverría,  Gala Montes,  Mara Cuevas. Producción: Arte 7  Cadereyta Films con el apoyo de FOPROCINE . Fotografía: Germán Lammers. Sonido:  Alan Serna Coronado. Duración:     90 min.