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2015-03-02 00:00:00

«Jauja»: Héroes y Soldados

Por Manuel Cruz
@cruzderivas

La premisa de “Jauja” es fácilmente comparable a las aventuras de su actor protagónico. Pero el capitán Gunnar Dinesen (Viggo Mortensen) se acerca más en apariencia y contexto a Daniel Plainview (Daniel Day-Lewis en “There Will Be Blood” de Paul Thomas Anderson) que a un héroe extraordinario. Incluso si el llegara a verse como tal en la tierra que explora, como otro conquistador del Nuevo Mundo, y más aún en la búsqueda de su hija Ingerborg (Viilbjørk Malling Agger), que ha escapado con uno de los prisioneros locales. Dinesen no desea permanecer aquí, y la contraria atracción de Ingerborg a su amante prisionero advierte el inicio de un mestizaje que construyó nuevas civilizaciones. ¿Podrá Dinesen sobrevivir esa revolución? 

Una vez que Ingerborg desaparece, él no duda en encarar su objetivo como un héroe: vestido con una chamarra azul, un elegante sable, un revolver, un rifle y un caballo listo para la gran aventura, abandonando sin preocupación a los habitantes que le advierten de Zuloaga, un famoso militar cuya reciente locura aterroriza a la región. La historia queda clara: hay un caballero, una dama en apuros, y un villano. Pero Lisandro Alonso, director de la cinta, no lo ve de una forma tan obvia. “Jauja” bien podría ser una enorme producción histórica, pero escoge un perfil discreto. Es una película violenta, más no por el exceso de sangre. Es una película fantástica, no por los dragones y soldados y hechizos que Dinesen enfrenta. En vez de glorificar a los héroes del Nuevo Mundo, de acuerdo a la visión de muchas naciones (incluso, las conquistadas), Alonso transforma a Dinesen en un soldado, un detalle más en el inmenso paisaje que recorre.

Tal decisión desvela verdades narrativas e históricas: ¿qué hace un hombre desesperado por encontrar a su hija en una tierra extraña? Intercambia su rigor europeo por una creciente vulnerabilidad, luchando contra la lentitud y el cansancio que toma llegar de un punto al otro, la sed, y la incertidumbre de su propia razón. Dinesen podría avanzar en su misión o dar vueltas en círculo, y Alonso retrata la gran escala de su viaje junto a Timo Salminen, célebre fotógrafo del director finlandés Aki Kaurismäki, en largas y distantes imágenes fijas. Actualmente, esta referencia al minimalismo original del cine suele ser vista como una oportunidad de contemplación. Pero en el caso de “Jauja”, es el motor de una ansiedad progresiva, del personaje y su audiencia. Viggo Mortesen llevará atuendos similares a los héroes que le dieron fama, pero Dinesen es tan humano como cualquiera. 

Y ello es el logro más notable de “Jauja”: a partir de un cuento que podría y, según la visión de muchas naciones conquistadoras, desde España a Estados Unidos, debería ser glorificado, Lisandro Alonso ofrece una visión realista -no sin ausencia de lo fantástico- sobre la historia Americana. Es decir, la del Continente, el Nuevo Mundo, y la irremediable selección natural (más en términos sociales e históricos que estrictamente darwinianos) que dio pasó a los nombres de Brasil, Argentina y México, entre otros. Es un mundo de sobrevivientes por sencillo azar, y su influencia se extiende (como el final de la cinta podría sugerir) hasta el fin de los tiempos. Sin embargo, jamás es una historia antropocentrista: la naturaleza, desde la primera imagen hasta la última, es un personaje de enorme sencillez, de cara a humanos cuya ambiciosa complejidad resulta minúscula.  ”Jauja” es una de las mejores películas del año.