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Reporte de la semana

2017-03-14 00:00:00

Crítica: «Aquarius», un pequeño milagro cinematográfico

Por Javier Tapia Sierra.

Existen películas que son poderosas. Tienen una magia que vibra y emana de ellas con una fuerza casi sobrenatural. Algo te arrastra a mirarlas, a sentirte un testigo bendecido al ver el poder del cine en acción. “Aquarius”, la obra más reciente del director brasileño Kleber Mendonça Filho, pertenece a esta categoría, pues es una de esas películas que se quedan con uno por mucho tiempo.

La historia va de la siguiente forma: Clara (Sonia Braga), sobreviviente de cáncer y madre de tres hijos, es una crítica musical retirada que pasa su vejez en un complejo departamental llamado Aquarius. El complejo está en riesgo de ser destruido pues una empresa constructora busca erigir un edificio mucho más grande y moderno, convenciendo a todos los ex -inquilinos de vender su propiedad con excepción de Clara. Su negativa y actitud desafiante provocan que la empresa, liderados por Diego (Humberto Carrão), nieto del dueño, comiencen una estrategia ofensiva que tiene como fin que la mujer abandone el edificio y la guerra que tiene con ellos. Lo que sigue es un estira y afloja que involucra a toda la comunidad que rodea a Clara, desde amigos, enemigos, conocidos y familiares.

A pesar de contar con una estructura narrativa llamémosle convencional e influenciada por ciertos melodramas televisivos, Mendonça Filho exprime de estos su esencia más simple y logra convertirla en una herramienta que nos muestra el lado humano que rodea a una sociedad llena de contrastes, como lo es la brasileña. La película funciona no sólo como un profundo estudio de la psique de una mujer entrada en años que conserva su espíritu combativo, sino también como una crítica fuerte y bien pensada de los problemas de clase que son tan comunes en Latinoamérica. Lo más impresionante de la cinta es que logra fusionar estas dos ideas sin forzarlas, dejando que fluyan de forma natural.

Sonia Braga logra imprimirle a su personaje toda una gama de emociones que lo hacen verosímil, un ser humano complicado y sabio en la misma medida

Para lograr esta naturalidad tomemos en cuenta varios puntos a favor: en primer lugar se cuenta con una actriz principal talentosa, pues Sonia Braga logra imprimirle a su personaje toda una gama de emociones que lo hacen verosímil, un ser humano complicado y sabio en la misma medida. En segundo lugar, los directores de fotografía Pedro Soteto y Fabricio Tadeu, por medio de un trabajo meticuloso consiguen que cada una de las imágenes que aparecen en la película se sientan precisas y expresivas. Una característica de la filmografía de Mendonça Filho es la importancia que le otorga al aspecto sonoro, convirtiendo cada sonido y elemento musical en una pieza fundamental en la construcción del relato; con Aquarius no se queda atrás pues el espectador se sumerge de lleno en la trama con ayuda del diseño sonoro y musical. Por último, el  trabajo de Eduardo Serrano, editor del filme es prácticamente impecable, logrando darle un ritmo ameno a una película de más de dos horas de duración.

Y a pesar de que la última parte del relato generará controversia por mucho tiempo, no se puede negar que Kleber Mendonça Filho ha creado un pequeño milagro cinematográfico que resuena fuertemente en aquellos dispuestos a dejarse atrapar por él.