Crítica: «Muchachas». Entre el estereotipo y la voz propia
Por Samuel Lagunas
Es inevitable situar el primer largometraje documental de Juliana Fanjul, “Muchachas” (2015), junto a “Santiago” (2007), excelentísima obra del experimentado documentalista brasileño João Moreira Salles. Ambos revisitan su historia personal desde la vida de los y las empleadas domésticas que les rodean. Incluso su punto de partida es semejante temática y formalmente: una voz en off nos adentra en la historia de los personajes tras un doloroso fallecimiento. En el caso de “Muchachas”, el acontecimiento que detona el documental es la muerte de la abuela de Fanjul. Hay que vaciar la casa, pero ésta no se encuentra sola. Allí queda Remedios envolviendo la cerámica y descolgando los costosos cuadros de las paredes.
La reflexión de Fanjul que funge como premisa del filme es estimulante y atractiva: hasta ese momento Remedios era la única que no había recibido algún pésame o palabra de consuelo por la partida de su abuela Sonya a pesar de que ella era la que pasaba más tiempo con la difunta. Su diaria presencia en la casa era, más que rutinaria, un conjuro que la confundía con los muros y con las camas: que la volvía invisible para el resto de la familia. Es esa injusta y abrumadora invisibilidad la que Fanjul se propone combatir con su documental.
Durante poco más de una hora, “Muchachas” sigue la vida de tres empleadas domésticas cercanas a la directora: Remedios, Dolores y Lupita. De entre ellas, es la historia de Lupita la que nos ofrece momentos más entrañables. Porque visibilizar a las empleadas domésticas no es una tarea que se resuelva sólo con mostrarlas ante la cámara y hacerlas que respondan unas preguntas. Eso es algo que Moreira tenía bien claro en “Santiago”: hay que dejar que entre las respuestas se abra paso el ser en toda su complejidad: sus contradicciones, vicios y pasiones. Los momentos en los que las manos de Santiago danzan en solitario y las largas historias medievales que recita frente a la cámara nos dejan ver, mucho más allá del mayordomo, a la persona. Desafortunadamente, esto no ocurre en “Muchachas” donde la visibilización es incompleta y los retratos que consigue Fanjul de las empleadas domésticas se estancan, la mayor parte del tiempo, en la reproducción del estereotipo.
El error está en las preguntas que Fanjul formula y en cómo las formula. No hay en ellas una invitación al diálogo, lo que provoca que las mujeres se limiten casi siempre a responder lo que la directora les pide: dónde nacieron, si fueron a la escuela, cuántos hijos tienen. Incluso hay preguntas que se sienten torpes e innecesarias. Si un requisito del tipo de documental que busca ser “Muchachas” es la familiaridad, ésta se extraña en gran parte de la cinta. Acaso el momento donde Fanjul permite que una de las mujeres rompa lo “esperado” y haga sonar una voz propia es cuando Lupita está en el techo de su casa hablando sobre las indígenas que fueron violadas por los españoles en tiempos de la Conquista. Hay allí un hallazgo notable en la persona/personaje que descuella sobre el resto de la cinta. Pero el momento es una excepción y no vuelve a repetirse, ni siquiera en la escena final en la que Remedios se echa a llorar al enterarse de que la casa está vendida y ella debe salir para siempre.
La emotividad es atenuada por la intervención apologética de Fanjul sobre la fatalidad de la vida de las empleadas domésticas, declaración que no alcanza tampoco un tono de denuncia, aunque la intención última sea ésa. La crítica se asoma, sí, de forma involuntariamente irónica cuando Lupita está en la tina bañando al perro (acción que nos recuerda a las empleadas domésticas de “Workers” [José Luis Valle, 2014]) mientras le enseña a Fanjul cómo se bañan los niños. Son esos momentos, donde la cercanía entre entrevistador y entrevistado pone de relieve la enorme distancia social que existe entre ambos, los que coronaban la cinta de Moreira y los que se echan de menos en la película de Fanjul. Al final, “Muchachas” deja la impresión de que Fanjul acaba hablando por ellas en vez de dejarlas hablar. Esa actitud está mucho más cerca de la conmiseración que del homenaje.
Ficha técnica:
Año: 2015. Duración: 63 min. Dirección/Guion: Juliana Fanjul. Música: Craig Wedren. Fotografía: Diego Barajas. Edición: Yael Bitton. Reparto: Remedios Gálvez Gálvez, Guadalupe Liras Robles, Dolores Pérez Díaz.
