El portal del cine mexicano y mas

Desde 2002 hablando de cine



Noticias

2018-08-13 00:00:00

¿Y si James Bond fuera negro?. La invitación para imaginar.

Por Norma Lorena Loeza

"Bond es el tipo de hombre que secretamente toda mujer sueña con conocer y el tipo de vida que todo hombre quisiera tener si tuviera el valor necesario".
Ian Fleming

James Bond, el agente 007, es un personaje creado por Ian Fleming, escritor británico que en 1953 publicaría la primera novela acerca del que sería con el tiempo, uno de los personajes más populares y conocidos en el mundo entero.

En total, Fleming escribió 12 novelas y 2 colecciones de cuentos protagonizadas por el personaje, hasta su muerte en 1964. A partir de ello, otros escritores continuaron las aventuras del Agente especial de la Corona Británica, que también cuenta con versiones de comics, video juegos y hasta una serie de televisión.

Pero James Bond se volvería también en un personaje cinematográfico importante, y una de las creaciones literarias que logran con mayor éxito las adaptaciones a la pantalla grande.  A lo largo de 26 películas de la saga Bond, el personaje supo construirse una narrativa propia y sobrevivir a diferentes cambios producto de la evolución de la propia industria y del evidente paso del tiempo.

Los actores que han interpretado el personaje han tenido que amoldarse a la descripción que el propio Fleming dejó por escrito en sus novelas. Ello no impidió que cada uno de ellos pudiera imprimirle un sello personal, al punto que hay discusiones todavía entre la enorme fan community acerca de quién ha sido el mejor interpretando al emblématico agente 007: Barry Nelson, George Lazenby, Sean Connery, Roger Moore, Timothy Dalton, Pierce Brosnan y Daniel Craig.  La elección del actor para el personaje siempre ha sido motivo de amplia polémica, al grado de tener que establecer un casting tan riguroso, que admite muy pocas desviaciones del molde original.

 

Y es que en para muchas personas, las películas de James Bond constituyen un subgénero dentro del cine de acción en sí mismas, con sus propias reglas y clichés. Salirse de ellas supone el riesgo de que la cinta no pueda ser considerada un relato Bond auténtico por parte de las y los conocedores del asunto. Es así que una buena cinta de James Bond debe tener ante todo:  Glamour y refinamiento, autos espectaculares (nunca olvidar un Aston Martin), un Dry Martini -mezclado, no agitado-, la elección de una estrella pop para el tema principal con potencial para llevarse un Grammy, bellas y seductoras mujeres en ambos bandos y un villano brillantemente malvado.

La polémica más grande alrededor de las decisiones de los estudios sobre la franquicia (porque en eso se terminó convirtiendo), había sido la elección de Daniel Craig como el actor que interpretaría al famoso Agente 007 en la adaptación actualizada –remake vamos- de Casino Royale (M. Campbell, 2006), la primera novela de Fleming sobre el agente 007. El argumento en contra, era que Craig tenía el pelo rubio, y por tanto no concordaba con la descripción del propio Fleming en sus escritos, ni con la imagen cinematográfica del personaje construida a través de décadas. Craig, sin embargo, acabó convenciendo a propios y extraños e interpretando al personaje en tres entregas más.

Sin embargo, el reciente rumor de que James Bond podría tener su próxima encarnación cinematográfica en el actor Idris Elba, ha desatado toda una serie de comentarios -algunos francamente muy racistas- acerca de la posibilidad de que por primera vez veamos a un actor afro interpretando al emblemático personaje.

Algunos de los argumentos en contra, alegan que la inclusión como “moda” podría dar al traste con un personaje tan querido. Otros afirman que es no respetar la esencia original que Fleming plasmó en sus libros y que logró ser exitosamente representado en la pantalla grande.

Sin negar que las obras responden a un determinado contexto y de ahí su valor artístico, cultural e histórico, es importante recordar que el mundo ha cambiado desde que James Bond fuera indispensable para lograr que las intrigas producto del Guerra Fría dominaran al mundo.

James Bond es blanco, británico y sofisticado, porque en su mundo y en su época, una persona afro no hubiera podido ser Agente Secreto con esas características. Responde a las condiciones sociales y políticas de una época en donde estos discursos incluyentes no existían, a pesar de tener reciente en la memoria una de las expresiones más brutales de genocidio por condición de raza, en la historia del mundo.

James Bond, al final también es un estereotipo, como lo afirma el propio Fleming y un modelo aspiracional.  Un tipo de hombre que vivía un estilo de vida sofisticado e importante. Un tipo de persona al que cualquiera podría soñar con parecerse, incluso tendiendo otro color de piel. ¿Acaso no es el cine una fábrica de sueños?

Más que pretender destruir al personaje, la propuesta es una invitación a imaginar un mundo diferente, donde las personas tuvieran las mismas oportunidades y el racismo y clasismo no fueran el origen de muchas desigualdades. La resistencia hacia un cambio cultural podría empezar ahí, en plantearse una posibilidad que antes hubiera sido impensable. Y es por ello que algunos/as de los detractores se equivocan:  es importante aclarar que la inclusión no es una moda. Es una medida urgente y necesaria para los tiempos que vivimos. Y es claro que genera muchas resistencias porque nos cuesta trabajo imaginar que un mundo diferente al que conocemos pudiese ser posible.

También es curioso que durante el debate enredes, la calidad actoral de Idris Elba no se cuestione y que las críticas se centren en su imagen. Es claro que en este caso el talento se ve limitado por la apariencia y es claro también que ese es el mensaje que se quiere aportar con este cambio: poner a la persona al centro con todas sus capacidades y talentos, por encima de las imágenes tradicionales que son las que construyen estereotipos y generan exclusión a partir de ellos. Sin embargo, nadie podría negar que Elba se vería grandioso en un smoking negro, bebiendo un Martini, conduciendo un Aston Martin y seduciendo chicas espectaculares.

Valga el ejercicio para meditar sobre este tipo de cosas y de la posibilidad que tiene el cine de aportar algo a una discusión que ya no puede eludirse. Y digo ejercicio porque al final la noticia ha sido desmentida, para respiro y tranquilidad de las y los fanáticos que no se hacían a la idea.

La moraleja es variada, pero creo que se equivocan quienes temen al cambio y a la llegada de los nuevos tiempos. Hasta el cine de acción requiere a veces salirse de su zona de confort. Y por supuesto, es evidente que las personas también.