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2018-09-17 00:00:00

Crítica: «Destination Wedding». Keanu Reeves y Winona Ryder no se salvan del hundimiento

Por Andrés Bayona

“La Boda De Mi Ex” (Destination Wedding. 2018), escrita y dirigida por Victor Levin, suena prometedora, en especial porque cuenta en su reparto con la increíble Winona Ryder y el talentoso Keanu Reeves, quienes son el centro de atención. Sin embargo, resulta la clásica fórmula de una comedia romántica en la que dos desconocidos con temperamentos diferentes son traídos a un mismo lugar, bajo extrañas circunstancias, con el propósito de enamorarlos a lo largo de la historia.

Frank (Reeves) y Lindsay (Ryder) se conocen en un aeropuerto mientras se preparan para ir a la boda del hermano de Frank, quien también es el ex novio de Lindsay. Al parecer esta coincidencia, así como el desagrado por el futuro esposo, son los únicos temas que tienen en común. Pensé que esta reseña no iba a poderla escribir objetivamente, gracias a mi admiración por Ryder y a mi entusiasmo por verla de regreso en el cine. Y, a pesar de que “La Boda De Mi Ex” reúne por cuarta vez a Ryder y a Reeves, la realidad es que ésta es una comedia amarga, cuya premisa arranca competentemente y, en cuestión de minutos, se esfuma su interés, a pesar de la gran química entre sus protagonistas.

Ryder y Reeves hacen lo que pueden con este tedioso libreto, gracias a su energía y entusiasmo, pero debo admitir que me sentí avergonzado mientras veía esta película, en especial, por la dirección y a lo que tienen que exponerse los actores para darle dinamismo a este bodrio que tomó sólo 10 días para rodarse. Lo impresionante acerca de “La Boda De Mi Ex” es que nos muestra escenas con diálogos extremadamente largos, algunos que pueden durar más de diez minutos. Ninguno de los protagonistas genera interés o conexión con la audiencia. No nos importan. Punto. Por un lado, Frank es un ejecutivo quien critica cada cosa que se cruza por su camino, cínicamente; y Lindsay es una activista a quien le encanta la confrontación, quejarse y pelear.

Su encuentro ocurre a lo largo de un fin de semana, además de dos escenas bastante ridículas en el avión, durante la cena previa al matrimonio, otra durante una reunión con los invitados y, finalmente, una en la cama. No hay acción, no hay risas y, definitivamente, no hay nada emocionante en las situaciones en las que se ven expuestos. Levin filma a los actores conversando y sin ningún tipo de imaginación o intimidad que los haga más cercanos; en lugar de eso, deja a un lado el potencial de Reeves y Ryder para crear momentos vagos y absurdamente aburridos. 

Lo medianamente decente que podría destacar de “La Boda De Mi Ex” es la manera en cómo ésta presenta sus intenciones narrativas: Levin traslada la historia clásica de romance a un contexto cinematográfico mucho más moderno. Pero esa idea está sólo plasmada al principio, el cual, admito, disfruté.

Lo mejor que puede resaltarse en esta película es la manera en cómo se enfatizan las voces de sus protagonistas. Escuchar a Reeves y Ryder hasta el cansancio es más placentero y sustancioso que cualquier línea del libreto que están recitando. A pesar de ser refrescante verlos nuevamente en una comedia, esto no es suficiente para recomendarls, ya que ambos caen al abismo justo después de sus primeros diez minutos en pantalla.

Título original: Destination Wedding: 90 minutos. Dirección: Victor Levin. Guion: Victor Levin. Música: William Ross. Fotografía: Giorgio Scali. Reparto: Keanu Reeves, Winona Ryder, Dj Dallenbach, Greg Lucey, Ted Dubost y D. Rosh Wright.