La amplia filmografía de Alejandro Galindo está compuesta por más de 70 películas filmadas entre 1937 y 1985. El mejor cine de Galindo, —el único cineasta de su época de declarada militancia comunista— alude a un México en plena transformación posrevolucionaria.

En 1937, de la mano del actor y productor Raúl de Anda, realizó su primer largometraje, Almas rebeldes, una cinta de aventuras que transcurre en el entorno de la Revolución Mexicana, donde el realizador ya dio visos de su habilidad para manejar un rango amplio de situaciones, emotivas y dramáticas.

En 1945 dirigió Campeón sin corona, cinta con la que inició una valiosa colaboración con el actor David Silva. En 1948, precisamente con Silva, dirigió tres de sus grandes filmes: ¡Esquina… bajan!, su secuela Hay lugar para… dos y Una familia de tantas. 

¡Esquina… bajan! está centrada en las vicisitudes de un chofer de un autobús urbano que es víctima del complot de una concesionaria rival y que sufre, por lo mismo, el descrédito ante sus compañeros de sindicato. El intríngulis es bien llevado por Galindo, conocido por su gran capacidad para retratar a la sociedad urbana de su época —como lo hizo en otras películas suyas igualmente memorables, como en la imprescindible Los Fernández de Peralvillo (1953), acerca de la espiral de corrupción por la que asciende trágicamente un joven humilde—, sin duda ayudado por su mirada acuciosa y sus convicciones de filiación izquierdista, que a decir verdad nunca se perciben doctrinarias.

Posteriormente, dirigió otras cintas de interés, como Dicen que soy comunista (1951), Espaldas mojadas (1954), La mente y el crimen (1961)  y Ante el cadáver de un líder (1973).