Por Manuel Cruz

Así como los 90’s fueron definidos por casettes, videos del tamaño de un ladrillo, y los venerados floppys, la generación actual (del 2000 hasta la fecha) come y respira Apple. Es difícil, hoy en día, imaginarse un futuro sin los resultados de esa peculiar empresa. No solo se trata de los iPads/iPhones/iPods alrededor de todos, sino la gran caravana para su aparición en el mundo: es un proceso que inicia con un puñado de nerds mordiéndose las uñas en la esquina del rumor y acaba con todos (o al menos, muchos) comprando lo más reciente, lejos de una explicación racional, porque se trata de sentirlo (exactamente la misma razón por la que muchos masoquistas, yo incluido, ven a los Pumas) No es lo que tienes enfrente, sino lo que representa. Y no es extraño pensar que era el mismo caso para Steve Jobs, fallecido creador de Apple. En una generación llena de personajes que súbitamente se coronan reyes geniales del mundo (Kanye West, cof cof) Jobs, entre muchas cosas, tenía presencia, y una que absorbe a los maratonistas en YouTube de sus conferencias (uno de ellos aquí presente) hasta quienes lo asocian con el iPod que llevan enfrente. En poco tiempo, el hombre se volvió una figura histórica, y ahora que ha llegado su tradicional película, uno podría esperar con la misma anticipación de un nuevo iPhone… lamentablemente, lo que hay aquí es más cercano a Windows Vista.

“Jobs” comienza con una veloz y feamente dramatizada presentación del primer iPod para retroceder a los 70’s, donde Ashton Kutcher, ciertamente con el aspecto históricamente correcto de Jobs en esa época, está en contra de todos. Es tiempo de drogas, caligrafía, viajes a la India y canciones de Bob Dylan – todo lo cual se revela en un montaje velozmente editado, a la CSI – que, de no haber leído la excelente biografía de Walter Isaacson, sobre la cual se basa la cinta, no deja nada. No pasa mucho tiempo para que veamos como Jobs y su colega Steve Wozniak construyen lo que acabó siendo la primera computadora Apple, y sus ambiciones de garage se transforman en una empresa cada vez más grande. Pero el enfoque de esta cinta no es la historia de Apple sino Jobs. Una que, como muchos pudieron descubrir en el libro de Isaacson, mostraba un personaje complicado: manipulador, irresponsable, traumatizado y con tendencias a explotar en cualquier momento.

Kutcher, cuyo acento baila extrañamente entre aquel que vemos en “Two and a Half Men” y el de “Jobs”, hace lo que puede por capturar esta faceta (y las escenas de sufrimiento le suelen quedar bastante mal), pero el mediocre guión no ayuda en nada: es tan sólo una breve crónica de como Apple subió a la gloria, bajo… y regresó. Todo gracias a Steve Jobs. ¿Pero en donde está su verdadera lucha contra el mundo, la misma que lo catapultó de la empresa que volvió a re-diseñar durante los 90’s y queda tan bien detallada en su biografía) Fuera, otra vez, de los tres berrinches insignificantes de Kutcher, no aquí. Y es que el problema fundamental de “Jobs” es tener fe ciega en que todos ya sabemos de que se trata. Comp sucede con otras cintas de carácter biográfico (“The Iron Lady y Zero Dark Thirty”, por ejemplo) hay demasiada información que depende de nosotros, la audiencia, y no un guión más astuto. En 20 años, será una película difícil de entender para futuras generaciones. Esta dependencia también justifica, aunque de una forma un poco extraña, la mediocre narrativa de la cinta y su definición de “personajes”.

“Jobs” funciona mejor como un pase de clips que cualquier otra cosa, y la personalidad de los que aparecen en cada escena (figuras clave en Apple como Steve Wozniak, John Sculley, y la primera hija de Jobs, Lisa) quedan relegadas a nuestro conocimiento previo de ellas. No hay un ejemplo más claro (y lamentable) de esto que Jobs mismo, quien es presentado en cada momento como un “héroe” muy raro: primero le esta chillando a cualquiera que no lo deja ser y después es un visionario decidido pero amable (que no era, a juzgar por la biografía de Isaacson), concluyendo entonces que nada fue su culpa (lo cual es mentira) Secuencias como la creación de la primera Mac parecen un picnic, después del cual fue despedido de su propia empresa… el evento real no fue así, pero por alguna razón los realizadores de la cinta tomaron la ruta fácil (y falsa). Quizás pensaban que conectar los puntos con la realidad sólo resultaría interesante para fans obsesivos, pero en este caso también es necesario a la hora de hacer un buen personaje.

Cuando se anunció que Jobs vería la gran pantalla, fue mediante dos proyectos: esta película y una actualmente desarrollada por Aaron Sorkin (quien escribió “The Social Network”, mostrando en esencia todo lo que esta cinta no tiene frente a la historia de Facebook) Espero ansiosamente esa versión, ya que “Jobs” sólo es un breve puñado de escenas claramente hechas a las prisas, quizás con la idea de entregar algo rápido, en vez de algo bueno. Y hacernos creer que Ashton Kutcher tiene profundidad actoral. Hay una razón por la que Apple diseña el hardware y software de sus productos desde su origen: para evitar desastres como este.

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