Por Hugo Lara Chávez
La película animada “Metegol” que se ha convertido en un suceso taquillero en su país de origen, Argentina, fue la destinada a inaugurar el Baja International Film Festival, Los Cabos (BIFF), en una noche engalanada con la presencia del director ganador del Oscar, Juan José Campanella (“El secreto de sus ojos”, 2009), acompañado de los actores Poncho Herrera e Irene Azuela, que le prestan su voz a los protagonistas de la película en la versión mexicana.
Antes de la proyección, Campanella charló con la prensa y aseguró que su filme cobró forma cuando, después de idear muchas aventuras que le sucedían a sus personajes, encontró el sentido medular de la trama: una reflexión sobre el significado de ganar que va contra la filosofía del “resultadismo” que tanto domina al mundo hoy por hoy, es decir, lo importante no es el resultado a costa de lo que sea, sino los valores que entraña la competencia con lealtad y honor.
“Metegol” está inspirada en un cuento del creador de “Boogie, el aceitoso”, Roberto Fontanarrosa, titulado “Memorias de un wing derecho”, aunque tiene un desarrollo propio en el guión de Gastón Gorali, Eduardo Sacheri y el mismo Campanella. Desde el pretexto mismo, el futbol, se trata de un argumento muy argentino y latinoamericano y, a pesar de que el doblaje mexicano es correcto, se antoja disfrutar el filme con las voces originales del país sudamericano.
El filme relata la historia de Amadeo, un joven tímido que es el mejor jugador de su pueblo de “metegol” o “futbolito” (como se le llama en México). Un día, regresa al pueblo El Grosso, un engreído astro del futbol a quien Amadeo dejó en ridículo en el pasado. Con su fortuna, el Grosso ha comprado el pueblo para levantar sobre él un moderno complejo deportivo. Esa noche, destruye el bar donde Amadeo ha pasado toda su vida jugando futbolito y, además, se lleva a Laura, la chica que éste ama. Desolado, Amadeo le da vida con sus lágrimas a los jugadores del futbolito. Con ellos, emprende un recorrido para salvar al pueblo en un partido final.
El filme está narrado como un largo flashback, a partir del relato que Amadeo-adulto le platica a su pequeño hijo. Después del preámbulo, la trama se fortalece a partir del segundo bloque, cuando cobran vida los simpáticos muñecos futbolistas, cada uno con su peculiar identidad: el Capi, el Beto, el Loco, y otros, quienes corren una serie de divertidas aventuras junto con Amadeo para recuperar a los demás jugadores que han sido echados a la basura. La última parte del filme, quizá lo mejor de todo, es una especie de duelo entre un equipo de barrio contra el Real Madrid, donde lucen otros pintorescos personajes del pueblo que se vuelven decisivos en el desenlace épico y conmovedor.
“Metegol” tiene abundantes gags visuales y dialogados muy efectivos, para constituir al final un filme entretenido y emotivo, en el tono de las mejores películas animadas para el público familiar, del corte de Pixar o DreamWorks. En este sentido, Campanella demuestra su destreza y capacidad para asimiliar y ejecutar el esquema narrativo de Hollywood, que conoce y maneja muy bien y que reproduce en “Metegol” paso por paso (incluso con todos sus excesos y convencionalismos), pero imprimiendo ciertamente un sello argentino y latinoamericano que le dan frescura y que se agradece.
Además, técnicamente la película no le pide nada a las grandes producciones de su tipo que vienen de Estados Unidos, a pesar de tener un presupuesto modesto con respecto a otras (“Metegol” costó 22 millones de dólares, contra los 78 millones de “Lluvia de Hamburgesas 2”, por ejemplo). Con todo ello, es entendible porqué “Metegol” se está perfilando como una estupendo lanzamiento de dimensiones mundiales. Hay que celebrarlo y verlo como un modelo que se puede replicar desde América Latina.
Campanella, Irene Azuela y Poncho Herrera en Los Cabos. Foto: CorreCamara.com