Por Jon Apaolaza
Noticine.com-CorreCamara.com

Venecia. El cineasta venezolano Lorenzo Vigas ha conseguido la rara meta de ganar el premio más importante en uno de los tres más importantes del mundo con una opera prima, aunque respaldada por profesionales de la talla de los mexicanos Guillermo Arriaga y Michel Franco. “Desde allá”, un drama sobre la tortuosa relación entre un hombre maduro y lleno de traumas y un malandro, un muchachito de la calle, sedujo al jurado presidido por Alfonso Cuarón como para otorgarle el León de Oro, primero para la primera película venezolana en este certamen, el decano de los que se celebran en el planeta. Noticine.com habló en exclusiva con el flamante vencedor veneciano, que ahora lleva su película a Toronto y a San Sebastián.

– Una opera prima premiada con el León de Oro… eso no pasa todos los días, y menos si se viene de Venezuela.

Me siento superafortunado. Mucho. Poder estar simplemente en la competencia oficial, por primera vez en la historia que hubiera una película venezolana. Pero por otro lado no es sólo el producto de la fortuna, porque hay mucho trabajo detrás, muchos años, puestos en este proyecto, y un grupo de gente muy talentosa trabajando, y es también la consecuencia de eso. El premio ha sido una alegría y un orgullo enormes, pero ya estar aquí para el cine venezolano es algo que me llena de satisfacción, poder haber caminado por la alfombra roja, representando a mi país. Nada más eso es el primer recuerdo que me queda, y hemos disfrutado mucho.

– Resúmame en pocas palabras qué cuenta en “Desde allá”.

Es la historia de un protesista dental de la ciudad de Caracas, que tiene un laboratorio de prótesis dental y sale todas las tardes a las paradas de autobús, a buscar jóvenes adolescentes. Les ofrece dinero para que lo acompañen a su casa, y ellos se van, pero en su casa no los toca, sólo los observa desde una distancia. Un día se lleva a Elder, que es el líder de una banda de malandros, de ladrones, y él le mete una paliza que casi lo mata. Y a partir de ahí empieza algo entre lo dos que va a cambiar el resto de sus vidas.

– ¿Cómo es que usted consiguió debutar en el cine de la mano de gente tan brillante como el guionista Guillermo Arriaga y el productor Michel Franco?

Bueno, Guillermo produjo ya un corto mío, “Los elefantes nunca olvidan”, que estuvo en Cannes. Nos fue muy bien. Hace muchos años que formo parte con ellos de un grupo de profesionales, nos intercambiamos guiones… Trabajé unos años con Guillermo, trabajé y estoy actualmente con Michel Franco y Gabriel Ripstein. Somos un grupo. Nos apoyamos, leemos nuestros proyectos. Yo también trabajo en los proyectos de ellos, los leo, les intento ayudar. Ya tenemos un tiempo haciéndolo, y esta película es el fruto de muchos años, de mucho trabajo en un guión, y luego en conseguir el lugar para hacerla. Soy una persona obsesiva compulsiva. Padezco de eso y me tomo mi tiempo en preparar bien los proyectos. Quizás lo que pasó aquí es producto de eso.

– Para esta ópera prima no eligió un tema fácil. Hay una parte del público que puede rechazarla por contar una relación homosexual, entre dos hombres, y más si uno roza la mayoría de edad…

Creo que no es, en absoluto, una película gay, sino sobre necesidades emocionales, carencias emocionales. Si a Elder, al joven de la calle, lo hubiera cuidado como lo cuida, una señora de 60 años, en lugar de Armando, y le hubiera hecho lo que le hace, Elder se hubiera terminado enamorando de esa señora. Es una película que va más allá, sobre carencias emocionales y la paternidad, que es un asunto que me obsesiona desde mi corto “Los elefantes…”. Y aquí está la paternidad en todos lados. Armando tiene una relación muy traumática, no sabemos qué pasó con su padre, y Elder creció sin padre. Cuando ellos se conocen empieza una relación paternal, de Armando hacia Elder…

– … Paternal pero también incestuosa…

Luego se convierte en eso… Pero al principio es una fuerza paternal. Me obsesiona ese tema de la paternidad en un subcontinente donde los padres no están en la casa. Muchos países latinoamericanos son muy machistas, y la figura paterna está y no está. Se va. Son las madres las que crían y sacan la casa adelante. Quizás por eso me interesa tanto el tema.

– He leído que contra la opinión de Guillermo Arriaga, su coguionista, se empeñó en que la historia transcurriera en Caracas…

Creo que para mí, como venezolano era el mejor lugar para filmar, el que yo conocía mejor para hacer mi primera película, pero además pienso que hay un momento complejo, social, de confrontación de clases, y era interesante ubicar esta historia con un personaje que tiene dinero, como es Armando, junto a un joven como hay tantos en mi país que tienen que ir a la calle a conseguirse la comida. Sí creo que la ciudad de Caracas es un personaje más en la película, y fue una decisión adecuada ubicarla ahí.

– Usted no es muchachito recién salido de una escuela de cine. Está más cerca de los 50 que de los 40 años. ¿Por qué ha tardado tanto en poder hacer su primera película?

Soy biologo molecular, es lo que estudié, pero el cine siempre fue mi pasión, y creo que tuve que madurar. Las cosas llegan a su debido momento. Quizás justamente estar aquí en competencia oficial en Venecia ocurrió porque hice la película en un momento en que creo que estaba absolutamente preparado para hacerla. Voy a seguir rodando. Ya tengo un proyecto que filmaré el año próximo en México. Siento que no filmé antes no porque no quisiera, sino que quizás desde el punto de vista emocional no estaba preparado para hacerlo.

– Hábleme algo más de ese futuro film.

Se llama “La caja”, y están Gabriel Ripstein y Michel Franco producirla, y como dije tendrá que ver con la paternidad. Es la tercera parte de esta trilogía que tiene que ver con eso. La primera fue el corto de los elefantes, luego esta película, y la cerrará la tercera.