Por Catherine Bloch.

¿Qué cinéfilo no ha escuchado alguna vez a un conocido contar el haber encontrado en un sótano o en un cuarto de trebejos, una colección de viejas películas, carteles o fotografías? Inmediatamente preguntamos: ¿Contenía tesoros ese hallazgo? Y la respuesta generalmente es que todavía no se sabe nada, ya que esos materiales estaban guardados desordenadamente en latas o cajas sin especificar que contenían, lo que dificulta saber de qué se trata. Esto sucedía mucho antes del auge del cine digital. Hoy en día la gente tiene todo digitalizado, mucho en la nube digital y en varios discos duros o USBs, pero generalmente se sigue almacenando sin una catalogación mínima. Sé de casos en que, a la muerte de un cinéfilo, la familia se encuentra con un acervo de cientos y hasta miles de videos y películas digitales sin catalogar.

Antes, cuando los gerentes de cines y los distribuidores no sabían qué hacer con las películas, fotos y carteles que no habían devuelto a sus dueños y que se habían quedado olvidados en sus instalaciones de manera desordenada y descuidada, de repente se encontraban ante la disyuntiva de tirar todo o buscar a quien dárselo. Así, un día llamaban al archivo fílmico más cercano diciendo: “Tengo que desalojar el espacio de mi bodega – o de la casa que rento – y necesito que mañana ya no haya allí nada, de lo contrario lo tiraremos todo a la basura.” El archivo, temeroso de que tiraran todo, corría en busca de estos materiales sin saber qué contenían para evitar la pérdida irreparable de alguna película, cartel o colección fotográfica de reconocido valor artístico. Así llegaron a los archivos fílmicos, entre ellos la Cineteca Nacional, cientos de materiales no clasificados, muchos en latas o paquetes sin dato alguno.

 

1 Bóveda 1 Cineteca Nacional.

 

La información necesaria para poder iniciar la catalogación implica la revisión física del objeto, lo que ofrece una gran variedad de datos útiles: tipo de material, año de producción del soporte, información proveniente de los créditos (cuando los hay), etcétera. Posteriormente, se inicia la catalogación de acuerdo con reglas nacionales e internacionales que facilitan la recuperación posterior de la información.

Una vez que la institución decide ingresar un objeto al archivo, ya sea que le haya llegado mediante donación o depósito legal, procede  a inventariarlo y catalogarlo (1). Recordemos que, si nadie sabe lo que contiene un rollo o una película, es como si no existiera. La catalogación les da vida a los materiales.

“La catalogación inicia con la descripción de cada documento y concluye con la confección de un catálogo, ya sea en formato de papel o automatizado y que constituye un índice ordenado de la información que contiene la biblioteca” (2). También se puede definir como el proceso de crear metadatos que representan los recursos de información, libros, grabaciones sonoras, películas, etcétera, mediante “la descripción del recurso, seleccionando puntos de acceso para el nombre y título, llevando a cabo un análisis temático, asignando encabezamientos y números de clasificación, asegurando así que la catalogación de datos sea accesible” (3).

2 Proceso de catalogación

 

Para catalogar eficientemente necesitamos contar con un glosario de términos o tesauro y un catálogo de autoridades o registro que proporciona la forma autoritativa de un apellido, un nombre propio, lugar, o la forma aceptada de un título de película, el título de una colección, de un tema, etcétera (4). Esto garantizará la coherencia y exactitud de los nombres y los encabezamientos temáticos, y así podemos asegurarnos de que los nombres de las personas siempre se escriban igual o que si tienen varios alias, entonces, que todos estén listados y en el caso de que un mismo nombre corresponda a dos personas distintas, saber con mayor claridad en cada caso, de quién se trata.

No todo lo que llega a una biblioteca especializada o acervo audiovisual es ingresado y catalogado. Esto puede deberse a varias razones, entre ellas, el que ya se tengan otras copias en el archivo, que sea información técnica obsoleta o que el objeto se encuentre muy maltratado sin que se trate de un material difícil de encontrar o único. Tampoco se ingresarán materiales sobre temas que nada tienen que ver con las características que definen a dicha biblioteca o archivo audiovisual especializado.

Todo archivo o biblioteca debe tener establecidos sus criterios de admisión y de descarte (5). Ni todo debe ingresarse, ni todo debe permanecer allí para siempre.

La base de datos de los acervos fílmicos que se encuentran en la Cineteca Nacional nos habla de la gran variedad de materiales que allí se conservan y preservan. Consta de más de 50,000 títulos de películas de cine mundial, de los cuales la institución tiene por lo menos un objeto o documento, una película, video, cartel o fotografía.  Cada uno de esos títulos cuenta con una ficha técnica con los principales datos de producción, encontrados ya sea en el visionado del material o como resultado de una investigación documental. A la fecha sus acervos cuentan con una amplia catalogación de la cinematografía nacional como prioridad y de cine internacional.

 3 Ficha de catalogación, Cineteca Nacional
 

Otro importante acervo que custodia la Cineteca y cuyo contenido está también consignado en una base de datos es el Centro de Documentación, una biblioteca especializada en cine en la que encontramos catalogados, libros, expedientes de películas, guiones, materiales digitalizados, registros sonoros, etcétera.

 4 Centro de Documentación, Cineteca Nacional


La catalogación no termina tras haber llenado los campos básicos, sino que requiere de una constante actualización, especialmente en esta era digital en que la tecnología avanza constantemente y nos obliga a cambiar de formatos y/o de equipos en donde resguardar la información.

El tener el acervo catalogado nos ayuda a darle un orden, posibilita el control y ofrece seguridad. En Cineteca Nacional este acervo sirve, entre otras cosas, para permitir el acceso a la información a todo investigador interesado. La catalogación no se hace para guardar la información, sino para compartirla, difundirla.


NOTAS:
(1). La catalogación descriptiva es la más general y generalmente está sujeta a las reglas RCA2 y RDA  -Resource Descripton Access – y a MARC21, así como a las reglas de catalogación anglo-norteamericana AACR,  a las de la FIAF (Federación Internacional de Archivos Fílmicos) y  de la AMIA (Amercian Moving Image Association). En el caso del audiovisual y el cine, contiene datos de autor (libro) o director (película en acervo), título, fecha o año de producción, casa editora o compañía productora y número de páginas o duración, etcétera. Responde a las preguntas, ¿cómo se llama?, ¿quién lo creo? y ¿con qué nombre o título es conocido?
(2). www.dgire.unam.mx
(3). Joudrey, Taylor y Miller (2015). “Introduction to Cataloging and Classification”, 11ª ed. Santa Barbara, California: Libraries Unlimited.
(4). Como son el Catálogo de Autoridades de la Biblioteca Nacional de México; LIBRUNAM; SAR: Subject Authority Record; Authority control de Wikipedia; VIAF: Virtual international Authority File; LCCN:Library of Congress Classification Number.
(5) El descarte legal está establecido en el capítulo IX, Artículo 32 de la nueva Ley General de Bibliotecas de 2021.

* Las fotos que acompañan el presente artículo se incluyen únicamente como apoyo al contenido del texto, cuyo cometido es de difusión cultural.