Foto: Pablo Sidar y Roberto Fierro. Fuente: vuela.com.mx

 

Sin otro afán que el de enriquecer y aclarar el por demás magnífico texto del colega Alfonso Espinosa Rosas titulado «Recuerdos no logrados, jamás olvidados», publicado en días pasados en la sección “El acervo y sus demonios”, el investigador Eduardo de la Vega Alfaro comparte con los lectores las siguientes notas.  

1) Quien formó parte del afamado Escuadrón 201 y fungió como piloto de la Presidencia de la República durante el sexenio de Adolfo López Mateos, no fue Carlos Rovirosa Pérez, fallecido junto con Pablo Sidar en trágico accidente ocurrido el 11 de mayo de 1930 en Puerto Limón, Costa Rica, sino su hijo, el también aviador Carlos Rovirosa Mass.

2) Los fragmentos o fotogramas de la película referida a dicha tragedia quizá pertenecieron al corto “Coronel Pablo L. Sidar”, de aproximadamente 25 minutos de duración, estrenado el 24 de mayo de 1930 en el cine Olimpia de la Cuidad de México, esto según la información ofrecida por Aurelio de los Reyes en el volumen III de su Filmografía del cine mudo mexicano (UNAM, México D.F., 2000, pp. 124-125). De acuerdo con esta misma fuente, la cinta, contenía “escenas sonoras, tomadas en Balbuena, en que aparece el coronel Sidar, poco antes de malogrado viaje a Buenos Aires”.

Como dato adicional podemos decir que la siguiente ficha de la misma “Filmografía del cine mudo mexicano” se señala que en la película “Aguiluchos mexicanos”, que De los Reyes atribuye a Manuel R. Ojeda y otros historiadores a Miguel Contreras Torres y Gustavo Sáenz de Sicilia, también aparecieron Sidar y Rovirosa Pérez, ello junto con otros de sus colegas como Roberto Fierro, Emilio Carranza y algunos más; esta obra, un docudrama, se estrenó el 10 de junio de 1930 en el cine Palacio, con lo que seguramente se quiso aprovechar la entonces reciente muerte de los mencionados aviadores.

3) Y los  muy interesante fotogramas que aludieron al político y coronel Filiberto Gómez pudieron formar parte de algún corto o noticiero filmado por Gabriel Soria a principios de la década de los treinta del siglo XX, toda vez que el cineasta se convirtió en una especie de propagandista fílmico de quien fuera uno de los fundadores del Partido Socialista del Estado de México y después gobernador de ese mismo territorio, es decir, Gómez. De esto se habla en mi artículo “Los documentales de Gabriel Soria para el Gobierno del Estado de México (1930-1932)”, colaboración que tuvo el honor de inaugurar la columna “El acervo y sus demonios”.

Atentamente
Eduardo de la Vega Alfaro
 

LEER EL ARTÍCULO:  El acervo y sus demonios: «Recuerdos no logrados, jamás olvidados»