[2] Escena final de “Los cazadores del arca perdida” (Estados Unidos, 1981, de Steven Spielberg).


Por Margarita Alcántara Mejorada [1].

Preservar la memoria y el patrimonio cultural es una tarea titánica e interminable. Las colecciones y los archivos contienen también enormes cantidades de información relacionada a sus artefactos; las filmotecas no son la excepción. Coleccionar o archivar y conservar implica en sí una serie de tareas para preservar las condiciones materiales de los objetos como contenedores de valores e información valiosa para la memoria del mundo. Sin embargo, hay otro lado que es igualmente importante y es la documentación, toda la información que nos permite saber qué es qué, dónde y cómo lo podemos encontrar y en qué estado está. Si esta información desapareciera, simplemente no sabríamos qué estamos conservando o si tiene caso hacerlo.

Imaginemos la bodega donde queda resguardada el Arca de la Alianza en la escena final de “Los cazadores del arca perdida”: pasillos interminables de cajas estibadas que llegan hasta el techo, cajas y cajas con menos que una pista para saber el contenido; encontrar algo ahí sin documentación sería como encontrar una aguja en un pajar, una tarea prácticamente imposible. ¿Por dónde empezar o qué hacer? ¿Se tiene la certeza de que lo que se busca está ahí o no se tiene ni idea de qué se puede encontrar? Posiblemente no se sabría siquiera qué hay ahí, por lo que esa bodega se enfrenta a un grave caso de disociación y todo lo que contiene está perdido, descontextualizado y poco o nada valorado.

El ejemplo de la bodega de la película “Los cazadores del arca perdida” puede ser una franca exageración, pero los archivos y las filmotecas e incluso los museos, sí pueden llegar a enfrentarse a una pérdida de información y documentación, que dan la sensación de tener objetos valiosos completamente perdidos. A este fenómeno se le conoce como disociación.

La disociación es considerada uno de los principales y más peligrosos agentes de deterioro del Patrimonio Cultural, implica una desconexión entre las colecciones y archivos y la documentación que existe sobre esta, de tal modo que se desconocen los detalles sobre los objetos y dejamos de tener información sobre por qué es importante conservarlo o simplemente dejamos de saber qué es y qué hace en nuestros almacenes. Este fenómeno puede darse por múltiples razones y es más común de lo que podemos imaginar.

En la disciplina de la Conservación-Restauración entendemos el deterioro como un proceso de degradación material y de valores que puede experimentar un bien cultural, impactando su estabilidad y su capacidad de ser valorado, exhibido y difundido. Existe a su vez el consenso de que son diez agentes de deterioro los más importantes y peligrosos; la mayoría de estos relacionados a las condiciones ambientales y materiales de los objetos y su impacto sobre la estabilidad material de los mismos, pero uno de ellos y posiblemente el más peligroso es precisamente la disociación que impacta sobre la valoración y el conocimiento sobre los objetos.

 

[2] Agentes de deterioro del Patrimonio Cultural, de “Guía de gestión de riesgos para el patrimonio museológico”. Imagen de Stefan Michalski.
 

¿Cómo evitar o solucionar entonces la disociación en los archivos y filmotecas? Los departamentos de documentación y control en los archivos son clave en esta tarea. Tener un correcto orden, registro y seguimiento de las colecciones desde que se reciben es la mayoría del trabajo; sin embargo, múltiples factores pueden intervenir para que una colección no haya sido documentada desde el inicio, tal es el caso de donaciones o colecciones con una antigüedad considerable que remita al tiempo en que la documentación o el registro no era una práctica bien establecida o común o que los movimientos de los materiales provocaran algún traspapeleo, o que hubo falta de personal especializado y falta de presupuesto o cualquier infinidad de razones.

Las áreas de registro y control entonces se encargarán de la titánica labor de identificar las inconsistencias, ausencias o errores en la documentación y del seguimiento del mismo, de corregir, completar y sintetizar la información que haga falta. Identificarán si hay casos de disociación y en caso de haberlo, rastrearán los materiales y la información, y buscarán subsanar la falta de documentación; así mismo llevarán el control de los movimientos actuales, revisiones periódicas para actualización de estado físico, etc. Todo esto con la ayuda de técnicos especializados, historiadores, investigadores, cintotecarios, archivistas, etc.

Lo anterior, se suma a las labores de catalogación, de investigación, restauración digital y difusión, actividades que se llevan a cabo de forma cotidiana en la Cineteca Nacional; organismo cuyo objetivo es el rescate, conservación, protección y restauración de las películas y sus negativos, así como la difusión, promoción y salvaguarda del patrimonio cultural cinematográfico de la nación [4]. Acciones que por supuesto dependen de una documentación precisa y de una armoniosa relación entre los materiales fílmicos y la información con la que contamos sobre ellos.

Notas.

[1]. Control Fílmico, Acervos de Cineteca Nacional.
[2] Fotograma de la escena final de “Cazadores del Arca Perdida” (1981, de Steven Spielberg)
[3] Instituto de Conservación de Canadá, Centro Internacional de Estudios para la Conservación y Restauración de los Bienes Culturales, (2017), “Guía de gestión de riesgos para el patrimonio museológico”, ICROM, España. [http://im-web1.c.mad.interhost.com/wp-content/wp-content/uploads/2024/05/2018/01/guia-gestion-riesgos-es.pdf]. Consultado el 11 de agosto de 2022.
[4] Ley Federal de Cinematografía (LFC) Artículo 41, Sección  [https://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf_mov/Ley_Federal_de_Cinematografia.pdf]. Consultado el 10 de agosto de 2022.