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2024-03-11 00:00:00

Crítica: «American Fiction»: el individuo en tiempos de generalización

Por Matías Mora Montero.

La fascinación del humano, lamentablemente, está en encasillar, categorizar y discriminar, con tal de limitar la visión que se puede tener del mundo y de la vivencia humana. Es esta fascinación la que en espíritu ha llevado al surgimiento y la expansión de los prejuicios, incluyendo el racista, donde una forma de vivir y convivir se establece en la conciencia colectiva y provoca que sea una ardua labor poder escapar de ideas obsoletas, erróneas y reduccionistas, que ante todo cierran diálogos y oportunidades. Este no es un síndrome del pasado, no es un virus efímero, las formas de segregación sólo han sabido evolucionar para acoplarse a la nueva era, más no han sido extintas dentro de la misma.

La condición de comodidad de una persona se ve condicionada por una infinidad de factores, desde su color de piel hasta su profesión, su clase social, su ideología y su manera de llevar a flote sus relaciones interpersonales. Aquella complejidad que la modernidad tan constantemente ignora y reduce a un solo factor es examinada desde la sátira en “American Fiction”, debut como director de Cord Jefferson y adaptación de la homónima novela, la cual se burla de las contradicciones que la posmodernidad liberal y progresiva impone sobre su propio discurso. Me parece irónico y una bienvenida sorpresa su nominación a Mejor película en los premios Oscar de este domingo, ya que, ante todo, me parece que la mentalidad explotadora y limitante de la que precisamente se burla ingeniosamente esta película se ve presente en los valores de la Academia y en una gran cantidad de las películas que se nominan hoy en día. Es una película, en términos del lenguaje cinematográfico, sencilla, se entiende al ser un debut, pero no se queda en lo funcional, desde temas de ritmo a música demuestra que Jefferson sabe que decisiones tomar para llevar la historia a una enganchante obra audiovisual.

La historia en cuestión gira alrededor del escritor afroamericano Thelonious ‘Monk’, apodado tras el célebre jazzista, que lucha con la publicación de su más reciente novela, ya que las grandes editoriales la rechazan porque, por más buena que sea, no les parece lo “suficientemente negra”. Frase terrible que se refiere a que la escritura de Monk no refleja una miseria glorificada por las grandes empresas, donde la vivencia afroamericana se resume en la droga, el crimen y la muerte. No toma mucho para descubrir las condiciones económicas capitalistas que sí fuerzan a una parte de la comunidad que habita en suburbios a tomar ese camino de vida, pero es un estereotipo que ignora la extensión del espectro por el que el americano negro vive. Monk es de una clase social media-alta y se formó como un intelectual, sus vivencias e intereses son distintos, y su frustración ante una sociedad que lo encasilla en un lugar al que no pertenece tan solo logra crecer con la situación por la que su nueva obra dificulta su publicación. A su alrededor ve la tendencia de una escritura pobre que se basa en los estereotipos que ahora asfixian los chances al éxito, así, desde la absoluta sátira y el desprecio, Monk escribe una novela en una sola noche que satisfaga todas las palomitas de la porno-miseria que tanto vende, y la envía a las editoriales bajo un seudónimo y con el único propósito de burlarse de las mismas.

Poco espera de una posibilidad de que se vuelva en su mayor éxito, lo que sucede. Y entre necesidades familiares como los cuidados médicos de su mamá, acepta las ofertas no solo por la publicación de su bromita, sino hasta por los derechos cinematográficos. Claro que todas estas propuestas vienen de gente blanca privilegiada desesperada por capitalizarse de aquello que no viven y mucho menos entienden. Ahora Monk tiene que vivir una doble vida, lo cual afectará sus relaciones interpersonales y su propia estabilidad mental, cayendo en un hoyo de conejo de donde no hay vuelta atrás y donde todo aquello en lo que cree se va en contra suyo para poder así cuestionarlo.

Una de las autoras que escribe de forma seria, pero el tipo de literatura que Monk escribió como chiste, se termina volviendo su compañera en un jurado por un premio literario y, en una conversación que desarrollan ambos personajes, le habla a Monk de cómo su libro es distinto al que el protagonista escribió de broma, ya que hizo una profunda investigación sobre la vida en la calle, aunque aquel no sea su ambiente, y se enfrenta a la necesidad de escribir más allá de lo que conocemos y de lo que nos es cerano. Aquí entonces entra la pregunta, ¿quién tiene derecho a contar qué narrativas? Es una cuestión muy compleja de donde parte gran parte de la película, sobre todo porque toma en juego el cómo la sociedad abraza ciertas narrativas desde ciertas perspectivas, como el mencionado aprovechamiento por ganancia capital de experiencias ajenas, pero aquí uno tiene que dudar qué tanto aquello es culpa del autor o artista que elabora la pieza que termina por servir a tan terrible propósito. Como siempre, la intención es un factor ambiguo y sumamente relevante.

Inteligentemente, la película no cede a lo fácil, su cierre no solo presenta consecuencias sin perdón para su protagonista, a la vez pinta un paisaje gris donde la explotación que tanto rechazaba y de la que ahora es parte no tiene retorno, siempre y cuando las narrativas que la manejan beneficien a externos. No es, repito, la gran película, visualmente no apantalla, su diseño de producción quizás sea referente al tipo de vida que su personaje habita y que tanto lo distancia de aquella en la que su sociedad lo quiere encerrar, pero no deja de demostrar que es un trabajo de principiante en dirección, un principiante muy astuto, con temas de ritmo y dirección de actores que demuestran una promesa en fuego ardiente, y en lo que respecta al guión o en eficacia en entregar y cuestionar su discurso, se escurre como serpiente hasta postularse, más allá como nominada a los Oscar, como una de las películas más potentes del año pasado y una posible clave hacia dónde va el cine en torno al discurso posmoderno. En más de un sentido, una cinta imperdible.

“American Fiction” está disponible en Amazon Prime.