EN FOCO: Luis Mandoki. Parte 1 de 2
Por Hugo Lara
Antes que los cineastas Alfonso Cuarón, Guillermo del Toro o Alejandro González Iñárritu lograran establecerse en Hollywood, hubo otro cineasta mexicano que lo consiguió unos años antes. Luis Mandoki (Ciudad de México, 1954) tiene la satisfacción de ser el primer director del país que pudo asentarse en la Meca del Cine y hacer una carrera respetable, a diferencia de otros directores mexicanos que, antes de él, sólo tuvieron incursiones efímeras.
En Hollywood, Mandoki se mostró como un director solvente de varios filmes exitosos, como “White Palace” (1990) con Susan Sarandon y James Spader; “When a Man Loves a Woman” (1994) con Meg Ryan y Andy Garcia, o “Message in a Bottle” (1999) con Kevin Costner, Robin Wright y Paul Newman. Posteriormente, tras regresar a México, filmó las aclamadas “Voces inocentes” (2004) y “La vida precoz y breve de Sabina Rivas” (2012). Su amplia experiencia, la suele compartir a través de una serie de talleres de actuación y dirección de actores, que imparte regularmente desde el año pasado.
En entrevista exclusiva para CorreCamara.com, Mandoki hace un recuento de su ya larga trayectoria, que inició en la década de los setentas cuando viajó a Gran Bretaña a estudiar cine, logró ganar un premio de cortometraje dentro del Festival de Cannes por su corto “Silent music” (1975), y luego regresó a México para ganar el Ariel al mejor cortometraje por “El secreto” (1980). Todo ello, antes de su azarosa opera prima “Motel” (1983) y de la que él considera su primera película personal, “Gaby, a True Story” (1987), un filme donde logró reunir a dos figuras internacionales: la noruega Liv Ullmann y la argentina Norma Aleandro.
“Era la época de películas nacionales donde se hacían películas de dos semanas, el clásico churro mexicano, o de charritos o de ficheras, y yo dije ‘esto no es lo mío’. No voy a hacer esto’. Eso me llevó a ver que había que hacer un cine que –yo decía en aquella época— tiene que atravesar la ‘barrera del nopal’. De alguna manera esa visión fue la que me llevó a abrir esa posibilidad que no existía porque ningún director mexicano había hecho una carrera fuera de México. Ahora ya es normal, tenemos directores como Alfonso Cuarón, nominado a 10 Oscares, o al ‘Negro’ González Iñárritu, a Memo del Toro, a los fotógrafos como Emmanuel Lubezki, Rodrigo Prieto, etcétera”. Cabe anotar que, curiosamente, tanto Cuarón como Lubezki, ambos nominados este año al Oscar, fueron asistentes de Mandoki en “Gaby, a True Story”
Mandoki reconoce que su mayor influencia cinematográfica fue la obra de Ingmar Bergman. “La película que más me conmovió fue ‘Gritos y susurros’ en todos sentidos, desde la luz, la visión, la forma de contar la historia, el monólogo extraordinario de Ingrid Thulin con Liv Ullmann. Y luego me dediqué a ver toda su obra. Él, Fellini, muchos italianos, Visconti… era el gran tiempo del cine italiano. Había en Italia por lo menos 20 genios trabajando al mismo tiempo”.
Mandoki asegura que tras acabar el sexenio de Luis Echeverría, durante el cuál se apoyó de manera firme a diferentes cineastas mexicanos pero que la nueva administración cortó de tajo, se dio cuenta que “uno como cineastas no podía ser hijo del Estado. En otras palabras, no puedes depender de la buena fe del gobierno. Tienes que ser independiente”.
Acerca de “Gaby, a True Story”, Mandoki refiere que decidió filmarla en inglés gracias a una recomendación de Luciana Cabarga, quien le hizo ver que eso le facilitaría conseguir el financiamiento adecuado. “Siempre he tenido la necesidad de que cada película diga algo de mí. Desde que regresé a México hasta hacer ‘Gaby,a True Story…’ pasaron 10 años. Fue una lucha de 8 años desde que encuentro el proyecto hasta que se filma. Lo que me conmovió mucho de esa historia, lo que fue el motor para lograrla sin importar qué, fue el tema de la película que era sobre una mujer con parálisis cerebral que sólo tenía el movimiento del pie izquierdo como expresión”.
En la entrevista, Mandoki también narra de manera detallada su colaboración con Alfonso Cuarón y el Chivo Lubezki, quienes fueron sus asistentes en “Gaby, a True Story” y de quienes observó desde aquel entonces el gran talento que los distinguía. “Fue una experiencia muy padre trabajar con él, porque era de una entrega como pocos tienen, que es lo que se necesita en el cine”.
Precisamente en este sentido, a través de los talleres que imparte, Mandoki está promoviendo una serie de actividades para que algunos jóvenes cineastas puedan realizar un cortometraje. Con ello, el cineasta busca de alguna forma ayudarlos a dar los primeros pasos en el mundo del cine, algo que él hubiera querido cuando comenzó en esta difícil actividad.
“Mi motivación para hacer esto es que cuando yo comenzaba mi carrera, terminando la escuela, no sabía bien como dar los primeros pasos. Me acerqué a muchos directores buscando aprender de ellos, buscando una guía que encauzara mi potencial y mi carrera. Me recibió Carlos Saura y trabajé como asistente del asistente en ‘Elisa vida mía’. Fue una gran ayuda para mi, pero no lo que realmente buscaba, que me asesoraran, que fueran una guía que encauzara mi trabajo, mi potencial y mi esfuerzo. Si se me hubiera brindado esta oportunidad, hubiera brincado, pues las puerta no se abren fácil”, asegura Mandoki.
LEE PARTE 2:
“Hollywood tiene la gran cualidad de absorber el talento sin importar de dónde vienes”: Luis Mandoki