Por Juan Pablo Russo
EscribiendoCine.com-CorreCamara.com
Treinta años pasaron desde aquel 10 de diciembre de 1983 en que Raúl Alfonsín asumiera como presidente electo por el pueblo luego de siete años de gobierno dictatorial. ¿Cómo reflejó el cine argentino estos 30 años de democracia? Es la pregunta que intentaremos responder a través de una selección arbitraria de 30 películas que narran las últimas tres décadas de historia argentina.
Durante la primera etapa de la democracia el cine argentino se dedicó a revisar la historia de los años oscuros y la poca producción que se realizaba en ese entonces se dividía en dos ejes temáticos: entretenimiento chato o revisionismo sobre la dictadura. En ambos casos se hacía mayor hincapié en el contenido que en la forma.
El periodo que abarcó 1983-1989 no presenta casos emblemáticos de películas que reflejarán lo que estaba ocurriendo en ese momento, salvo casos esporádicos como La historia oficial, film en la que se abordaba el tema de los niños robados durante el proceso militar, o el clásico documental La República perdida II (1985), de Miguel Pérez. Exceptuando películas que focalizaron sobre algunos grupos musicales de la década del 80 no hay ninguna obra que en estos años haya abordado esa época de manera contundente. Uno de los hechos más trascendentales del gobierno de Alfonsín, como lo fue el juicio a las juntas militares, recién llegó al cine en 2004 con Juicio a las Juntas. El Nüremberg argentino, un documental de Miguel Rodríguez Arias.
Los años 90 no solo trajeron una nueva década si también la llegada de Carlos Menem a la presidencia y con él una política neoliberal que influyó fuertemente sobre el cine argentino. Muy pocos directores se animaron a reflejar la devastación económica y por ende cultural. Adolfo Aristarain con Un lugar en el mundo y Fernando “Pino” Solanas con “El viaje”, ambas películas de 1992, son apenas casos aislados de la primera época del menemato. Aunque la película más directa sobre la corrupción política y la impunidad la ponía en pantalla Héctor Oliveracon El caso María Soledad (1993), biopic sobre un hecho real ocurrido en Catamarca en el que los hijos de un diputado nacional, el intendente y el jefe de la policía se ven involucrados en el asesinato de una adolescente. Otro hecho ocurrido durante ese gobierno como los atentados a la AMIA y a la Embajada de Israel apenas fueron tratados por el cine en Anita (2009), de Marcos Carnevale, y el film colectivo 18-J (2004), realizado en homenaje al décimo aniversario del atentado a la mutual judía.
En 1996 Alejandro Agresti estrenaba Buenos Aires Viceversa, película coral centrada en un grupo de jóvenes que sufren las secuelas del capitalismo salvaje. Un año más tarde Marcelo Piñeyro se atrevía a poner en tela de juicio al poder judicial en Cenizas del paraíso (1997). Mientras que con el Caso Carrasco se ponía fin al servicio militar obligatorio Juan José Jusid ofrecía en Bajo Bandera (1997) su mirada sobre el tema.
Con la llegada del Nuevo Cine Argentino también apareció Pizza, birria, faso(1998), la película que renueva la forma de contar y mostrar una historia. Dirigida por Israel Adrián Caetano y Juan Bautista Stagnaro, el film refleja de cruda y real las consecuencias de las políticas neoliberales de la época sobre un grupo de adolescentes excluidos del sistema.
Antes de la llegada del nuevo siglo, el presidente Fernando de la Rúa se hace cargo del nuevo gobierno electo por el pueblo y su política “culturosa” también tuvo una película como Historias de Argentina en Vivo (2001), film episódico nacido en base a una serie de recitales multitudinarios organizados en diferentes ciudades del país. Durante ese periodo también llegó al cine Figli/Hijos (2001) de Marco Bechis, ficción sobre dos hermanos sustraídos al nacer por el gobierno militar que se encuentran veinte años más tarde.
La crisis de 2001 estalló y el cine también. La recesión económica le permitió volverse creativo no solo en las formas sino también en los mecanismos de producción. El comienzo del nuevo milenio trae un nuevo cine argentino y su nueva mirada le permite un acercamiento temático a temas actuales. Si mientras durante las dos primeras décadas de la democracia era casi imposible encontrar temas filmados desde la urgencia, la crisis de 2001 provoca un quiebre contundente en la materia.
Así en 2002 Pablo Trapero estrena El bonaerense, película que desnuda la corrupción dentro de una de las fuerzas policiales más cuestionadas del país. En 2004 Alejo Taube presenta una de las primeras ficciones sobre la crisis económica de 2001, Una de dos, mientras que en 2009 Marcelo Piñeyro retoma el tema con la adaptación cinematográfica de Las viudas de los jueves, centrando el relato en aquellos que se habían enriquecido en los 90 y ahora no podían mantener ese nivel de vida.
La muerte de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, en manos de la policía bonaerense durante una manifestación en Avellaneda, en pleno gobierno de Eduardo Duhalde es retratado en la pantalla grande en el documental La crisis causó 2 nuevas muertes (2006), dirigido por Damián Finvarb y Patricio Escobar, título que parafrasea el titular del diario Clarín que encubría el asesinato de los dos jóvenes.
Con la llegada del kirchnerismo al gobierno el país empieza a cambiar y el cine lo refleja. En 2004 surge Grissinopoli de Darío Doria, sobre un grupo de trabajadores que forman una cooperativa para salvar su fuente laboral, mientras que ese mismo año Fernando “Pino” Solanas estrena Memoria del saqueo, tesis sobre el vaciamiento económico del estado nacional. También llega Nietos (Identidad y memoria) (2004), de Benjamín Ávila, documental sobre la recuperación de la identidad y la labor de Abuelas, temática que también abordó pero desde la ficción Sabrina Farji en Eva & Lola (2010).
Dos trágicos hechos terminan con la vida de Mariano Ferreyra y Carlos Fuentealba y al cine no le es ajeno. Damián Finvarb, pero junto a Ariel Borenstein, dirige en 2013 En obra, ahora sobre el asesinato del maestro neuquino que participaba de un reclamo salarial. Otra muerte motivada por la corrupción es reflejada en la docuficción ¿Quién mató a Mariano Ferreyra?, de Alejandro Rath y Julián Morcillo, sobre el militante del Partido Obrero asesinado por una patota sindical mientras participaba también de una manifestación.
La aprobación de leyes como el Matrimonio Igualitario o la Ley de Servicios Audiovisuales durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner son retratadas por el cine en obras como Putos Peronistas, cumbia del sentimiento (2011), de Rodolfo Cesatti, sobre la organización homónima, o imágenes del Tío Sam, de Daniel Stefanello, película que analiza la ley de medios y su relación con el cine.
Dos de los presidentes del periodo democrático que abarca desde 1983 al 2013 tuvieron sus películas. Tanto la vida de Raúl Alfonsín como la de Néstor Kirchner fueron llevadas al cine. La del primero con la aun inédita ópera prima de Natalio Balderrama, Alfonsín, la historia de todos. Y la del segundo con Néstor Kirchner, La Película, de Paula de Luque, y NK, de Israel Adrián Caetano. Una focalizada en la construcción del mito y otra en la coherencia de su militancia política.
Treinta años pasaron desde aquel 10 de diciembre de 1983 en que llegó la democracia a nuestro país y el cine puede contar su historia aunque Patricio Escobar se pregunte ¿Qué democracia (2013).
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