Chapultepec es un sitio imprescindible para el cine mexicano, lugar tradicional de diversión y recreo de los capitalinos que desde siempre fue uno de los escenarios favoritos del cinematógrafo desde su llegada a México, como lo prueban los primeros ejercicios filmados en sus inmediaciones por los emisarios de los hermanos Lumière, como los numerosos registros de las actividades y paseos del general Porfirio Díaz  por el parque, filmadas por Gabriel Veyre que datan de 1896 y que consagraron al dictador como la primera estrella del cine nacional.

Su nombre en náhuatl significa Cerro del Chapulín, que se refiera a la elevación rocosa donde actualmente se halla el Catillo de Chapultepec. En la época prehispanica fue una zona reservada para los emperadores y desde la era colonial, en 1530, Chapultepec fue designada área de paseo para los habitantes de la ciudad, por orden de la reina Juana I de España. El Castillo data del siglo XVIII pensado como casa de descanso de los virreyes, si bien ha tenido diferentes modificaciones arquitectónicas y usos al paso del tiempo: en el siglo XIX fue el Colegio Militar, residencia del emperador Maximiliano y sede de la Presidencia. En 1939 se conviritió en el Museo Nacional de Historia.

  Entre muchos cintas que muestran sus arbolados paisaje, puede recordarse como el escenario final de Ensayo de un crimen (Luis Buñuel , 1955) o en Los amantes (Benito Alazraki, 1956), así como las sobrias forma del Castillo en Baile de graduación (Carlos Toussaint, 1961), Aquellos años (Felipe Cazals, 1972) e incluso en Cuartelazo (Alberto Isaac, 1976)