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Reporte de la semana

2009-04-22 00:00:00

Herminio Gutiérrez da vida con la música en La sangre iluminada

Por Leticia Carrillo

Con motivo del lanzamiento, este 24 de abril, del DVD y el soundtrack de La sangre iluminada, Correcamara.com conversó con Herminio Gutiérrez, supervisor musical de la cinta, que también ha colaborado en más de treinta filmes entre los que se encuentran Amores perros, Backyard/El traspatio, Arráncame la vida, Nicotina y Rosario Tijeras.

En la entrevista, Herminio nos platicó acerca de cómo desarrolló la parte musical de la película, nos explicó más a fondo en qué consiste su trabajo en el cine y nos presentó el trabajo del reconocido músico Murcof, de electrónica, compositor del score de La sangre iluminada.

CORRECAMARA: Herminio ¿Cómo fue que te involucraste en el proyecto de La sangre iluminada?

HERMINIO GUTIÉRREZ: Yo conozco a Iván desde que hicimos su ópera prima Adán y Eva…todavía, fue una proceso en el cual, como supervisor musical, aprendí mucho porque fue la primera y yo creo que va a ser la única película que yo haga en la que todas las canciones que pusimos van completas, no había que cortarlas ni editarlas.

Es un trabajo en el que yo resalto dos cosas: las canciones cuentan perfectamente lo que están sintiendo los personajes y a través de ellas ves pasar el tiempo, arrancamos con una pieza muy vieja de los 50 y acabamos con Sr. Mandril que representaba el nuevo milenio con un sonido electrónico, raro, que apenas estaba en boga.

Cuando Iván me manda el guión de La sangre iluminada me mueve mucho, me pone triste, me da como una especie de melancolía; yo tengo como un feeling, por llamarlo de cierta manera, para decir este guión me suena a, y cuando leo el de Iván le dije: escucha esto, era Murcof.

Él me mandó al diablo porque ya venía trabajando con Rosino Serrano, es difícil divorciarte de una persona con la cual has trabajado muy bien en varios proyectos y de repente entrarle con un músico que no conocía, que no vivía en México, que estaba en Barcelona, fue un proceso muy complicado pero al final, cuando Iván logró entender que lo que buscaba sí era lo que yo le estaba ofreciendo, el camino fue más fácil.

La sangre iluminada no era una película con muchas canciones, afortunadamente a los dos nos gustan mucho Los Ángeles Negros y los repasamos completos. Entonces, cuando surge Cómo quisiera decirte, le digo: “vamos a poner esa canción, es perfecta, queda muy bien”.

CC: ¿Nos puedes explicar más a fondo en qué consiste tú trabajo o cómo le hace una persona que le gusta la música y el cine para ser supervisor musical?

HG: De entrada, me encanta la música, escucho música las 24 horas del día, siempre tengo la necesidad de estar descubriendo o estar escuchando cosas y después tengo un proceso en que cada que tengo un guión, lo traigo en la cabeza durante meses, lo hablo, lo platico, lo escucho. Es curioso porque los guiones los comparto con mi esposa y ella los lee en una hora y conmigo pasan cinco y sigo en la página 20 porque trato de pensar, imagino las situaciones, trato de darles personalidad a los personajes, lo hago de una manera que a veces ni los directores hacen, aunque Iván es una excepción.

Hay otros que no hacen esa clases de análisis, de repente llego y les planteo esa clases de preguntas y me dicen: “no lo había pensado ¿importa?”. Para mí sí, es una labor en donde no hay nada escrito, donde se me ocurren cosas que pueden ser las correctas, funcionan o ayudan a contar una historia, creo que una de las cosas mejores que me han dicho es que mi trabajo es tan bueno que ni se nota, y eso me gusta porque yo no quiero llegar a poner un sello, poner un acento donde no se necesita, yo quiero que la historia se cuente bien, que la música le ayude al personaje a entender de dónde viene, a dónde va, por qué hace esto.

Es un ejercicio en el cual me gusta tomarme mi tiempo, es explorar muchas cosas, no me baso en lo que está de moda, trato de buscar al personaje y entenderlo y cuando la película está en rodaje me siento a ver a los actores, trato de ver cómo se mueven, cómo los dirigen, si hablan o no, cómo la gente de arte les crea su lugar, cómo los visten.

CC: ¿Te ha pasado que al leer un guión hayas pensado en alguna música para un personaje y en el rodaje te hayas dado cuenta de que lo que elegiste no era lo correcto?

HG: Sí, muchas veces. Lo más complejo de mi labor es que el guión es una cosa, y de repente llegas al set o ves el primer corte de la película y es otra cosa: esa historia en blanco y negro se transforma y hay que estar ahí para saber cómo se da.

Porque tú lees en el guión una escena que dice: el jovencito está escuchando música a todo volumen en su cuarto, en el que tiene pegado en una de las paredes un póster de Madonna, ¿qué le vas a poner? ¿Belinda, Britney Spears, a la misma Madonna? Tienes que pensar: ¿Cuánto presupuesto tienes? Después llegas al set y ves que al póster de Madonna de la secuencia, el le pintó bigotes, rastas y lo transformó completamente y el chavo se viste de una manera diferente a lo que refleja este artista en particular. En el guión tú ves otra cosa precisamente porque muchos directores no hacen esta parte de análisis.

CC: ¿Consideras que el trabajo del supervisor musical ha ido ganando fuerza en el cine mexicano?

HG: Sí, porque reforzamos la labor musical que a lo mejor el director no ha tenido tiempo de hacerla, o no es tan musical, o no la ha hecho de manera correcta. Antes no existía esta figura. Hoy en día, les pongo sobre la mesa un mundo de posibilidades y de repente un director me dice: “yo no sabía que se podía hacer eso”. Los directores se “clavaban” meses con su fotógrafo o con el departamento de arte y a nosotros siempre nos dejaban hasta el final y nos decían: “ya está un primer corte, mete la música” y eso nos limitaba porque no había un trabajo previo con nosotros.

CC: ¿Cuál es el momento idóneo para qué te involucres en un proyecto?

HG: Para mí idealmente tiene que ser desde el guión. Con Iván siempre ha sido así, él me mostraba lo que estaba escribiendo y oyendo en el momento en que escribió el guión. Cuando hicimos el contacto con Murcof le pedimos que hiciera lo mismo porque Iván le dijo que dicha música le había ayudado a crear tal situación y diálogos; es importante que el músico también asimile esa fuente de inspiración para poder continuar en esa línea porque es una labor en equipo.

(IVÁN ÁVILA) Es súper complicado porque decides cómo va a sonar la película y qué sensación va a crear, ver qué músico puede interpretar lo que tú estás tratando de contar. Seguramente habrá músicos a los que no les habrá gustado escribir el score de la sangre iluminada, además, no solamente se requiere que al músico le guste el guión sino que lo entienda para luego traducirlo, esa es un poco la labor de Herminio.

CC: Se sabe que comprar los derechos de las canciones para una película es uno de los rubros más costosos de una producción ¿Por esta razón La sangre iluminada sólo cuenta con dos canciones, la de Los Ángeles Negros y la de Los Invasores de Nuevo León?

HG: No era una cuestión de presupuesto: en Adán y Eva…todavía teníamos la cuarta parte del presupuesto que el que teníamos en La sangre iluminada, pero contamos con ocho canciones. Es una decisión más estética, a qué quieres que suene la película, y yo quería que sonara a Murcof.

También queríamos trabajar con Los Ángeles Negros desde la otra película pero no se había podido, y en esta ocasión dijimos “ahora sí, es el momento”; teníamos varias rutas para hacerlo pero tuvimos que ceñirnos a una canción que se acomodara a la época de la película, que era de finales de los 70 a 1982.

Después entras en un proceso de negociación por los derechos de la canción que puede ser complicado, burocrático y pesado, pero cuando ya tienes experiencia conoces las vías y a la gente que se dedica a la cuestión de los derechos es mucho más fácil decirles “estoy trabajando en un proyecto con estas características”. Yo me meto con cosas de Disney y también me gusta hacer este tipo de películas, la gente tiene confianza en mí, soy muy claro y ellos se ajustan a nuestras necesidades.

Aquí fue una negociación directamente con Chile, hablamos con el autor, se le platicaron las condiciones, él decidió hacerlo y después tuvimos el placer de que Murcof compartiera el gusto por los Ángeles Negros y que hiciera el remix de la canción en su tono.

Esto me gusta contarlo porque es un orgullo contar con la participación de un músico tan solicitado a nivel mundial como él y que es capaz de dedicarle horas extras a una labor como ésta por el simple gusto de hacerlo.

(IVÁN ÁVILA) Murcof llegó en tan buen momento que se desarrolló una química y un entendimiento entre los dos, es increíble la aportación que él le puso, es encontrar el timbre adecuado para que la película no te brinque. Cuando encuentras a un músico con el que puedas compartir esas preferencias es una delicia trabajar con él.