Cinecrítica: Diario de una ninfómana, el peso de la moral
Por Déborah Farjí Núñez
El sexo que conocemos es un "discurso normativo sobre el sexo". Este discurso, este manual para “todos los públicos”, está escrito siempre desde la moral (…) nunca desde la voz del propio sexo. V. Tasso
Su vulnerabilidad: los hombres; la mejor manera de comunicarse con ellos: su cuerpo.
Diario de una ninfómana da nombre a la polémica cinta española de 2008 basada en la novela autobiográfica de Valérie Tasso. En ella, se relatan los andares de una mujer de buena posición social y económica que disfruta del sexo, a través de los encuentros que va teniendo con conocidos y otros no tanto en lugares imprevistos. Su manera de relacionarse la lleva a vivir desde una odisea al lado de un hombre desequilibrado –al cual dice amar profundamente- hasta ejercer la prostitución en una agencia de contactos de lujo.
Un relato sencillo pero sincero que en su adaptación al cine, a cargo de Cuca Canals (La camarera del Titanic, 1997), es dirigida por el joven director catalán Christian Molina, quien en 2004 estrenara su ópera prima Rojo Sangre.
Francamente, no es lo mismo ser una ninfa, una mujer que se asume como tal y siente un deseo sexual intenso e insaciable, a ser señalada bajo el sentido peyorativo de la palabra ninfómana. Este film erótico apunta en esa dirección; la moral tiene su peso y a pesar de la determinación de Valérie, no le será suficiente para no cuestionarse y enfrentar la posibilidad del matrimonio y una vida “normal” para acallar sus conflictos.
En su primer papel protagónico, Belén Fabra da vida a Val, acompañada por un talentoso elenco: el carismático Leonardo Sbaraglia (Amor, dolor y viceversa, 2008), Llum Barrera mejor conocida por su participación en destacadas series de televisión (Aquí no hay quien viva, 2005), Ángela Molina (Los Abrazos Rotos, 2009) y Geraldine Chaplin (Hable con ella, 2002).
Sin embargo, las buenas interpretaciones no son suficientes. La película carece de una estructura dramática contundente. A pesar de ser lineal, la narración se siente desfasada en ciertos momentos. Por ello, es poca la empatía que el espectador pudiera sentir por alguno de los personajes, porque no queda claro cómo van desarrollándose hasta que por fin encuentran la armonía que andaban buscando.
Quizá otro enfoque sería que la trama se desvía por caminos inesperados y da unos giros que poco tienen que ver con la lógica porque así es la vida misma. Quizá también sea éste su mayor acierto, ya que la cinta, rodada sin tapujos y dejando de lado esa moral controladora que sólo alimenta el morbo, incita a pensar sobre la psicología de las relaciones sexuales, en las que cada que se acuestan dos personas se acuestan mil cabezas.
Diario de una ninfómana
España, 2008. Director: Christian Molina. Música: Roque Baños. Guión: Cuca Canals. Intérpretes: Geraldine Chaplin , Ángela Molina , Leonardo Sbaraglia , Belén Fabra , Llum Barrera , Pedro Gutierrez.
