La frase "Pura vida" de Costa Rica se debe al cine mexicano
Un agradecimiento especial a nuestra amiga Tere Bosques por ponernos tras la pista de este artículo.
Redacción. “Pura vida”, la frase que ha sido adoptada como la expresión nacional de Costa Rica, tiene su origen en una película mexicana de 1955 protagonizada por el cómico Antonio Espino “Clavillazo”. La cinta fue producida por Cinematográfica Grovas, dirigida por Gilberto Martínez Solares y en ella tomaron parte las actrices Carmen González, Maricruz Olivier y Aída Araceli, así como Eduardo Alcaraz, Manuel Córcega y una pequeña aparición del cantautor ranchero José Alfredo Jiménez.
La película narra las peripecias del despistado Melquiades (Cavillazo), expulsado de su pueblo porque trae mala suerte. Así llega a la Ciudad de México y se aloja en la vecindad de su anciana madre. Pronto se relaciona con algunos de sus vecinas y sus novios, y se ve envuelto en un chusco y complicado enredo de romance y arribismo entre pobres y ricos.
De acuerdo al periódico costarricense La Nación (5 de enero de 2013) fue a finales de la década de 1950 cuando en algunos sectores de Costa Rica comenzó a pronunciarse esa frase que poco a poco se transformó en nuestra principal carta de presentación: “¡Pura vida!”.
El consenso general señala que la frase proviene del cine mexicano, como ha ocurrido con otras expresiones de uso común para los costarricenses, y el actor mexicano Clavillazo, figura como el principal responsable de haber llevado la frase a oídos de los costarricenses.
“Los medios de comunicación, especialmente el cine clásico mexicano en el caso del español de Costa Rica, han contribuido en gran medida en esta transferencia interdialectal: cabrón, lana, maje, mariachi, pachuco, pura vida, constituyen ejemplos de emigrantes léxicos mediáticos que se han afincado en el español costarricense”, afirma el investigador Víctor Manuel Sánchez Corrales, de la Universidad de Costa Rica, de acuerdo a la misma fuente.
Aunque Clavillazo había utilizado la famosa frase en algunas de sus películas anteriores, fue en el filme “¡Pura Vida!”, realizado en 1955 y estrenado en aquel país un año después, en el que todos se sembró la semilla en Costa Rica.
“Melquiades, el protagonista de ¡Pura Vida! , y solo él, emplea en 13 ocasiones la unidad pluriverbal ‘pura vida’, como atributo de personas (el presidente del pueblo, las vecinas, Lucía, Ferróneo), de cosas (aretes, comida), de una acción (invitar a un refrigerio), con las acepciones de ‘bueno’ y ‘bonito’”, afirma Sánchez en su investigación.
Otras frases que hicieron famoso al cómico mexicano fueron “Nunca me hagas esto” y "Bola de méeendigos”
Otras frases que hicieron famoso al cómico mexicano fueron “Nunca me hagan esto” y "Bola de méeendigos”. El actor también tenía como señas particulares sus manos que “hablaban” y sus grandes gesticulaciones llevadas hasta la exageración.
Antonio Espino y Mora, fue actor y argumentista. Nació en Teziutlán, Puebla, el 13 de agosto de 1913 (aunque también se menciona 1910 como el año de su nacimiento). Aún muy joven se trasladó a la Ciudad de México, donde inició su carrera como cómico en carpas y teatros de revista, en los cuales se hizo de fama creciente merced a su vestimenta estrafalaria, sus gestos exagerados y la expresividad de sus manos, con los motes de Chumiate, Clavitos y Clavillo.
Posteriormente pasó al cine, en el que debutó en la cinta “Monte de piedad”, en 1952, y apenas unos meses más tarde estelarizó “El genial detective Peter Pérez”/”Peter Pérez de Peralvillo”, a la que siguieron títulos como “Sindicato de telemirones” (1953), “El chismoso de la ventana” (1955), “Una movida chueca” (1955), “¡Pura vida!” (1955), “Piernas de oro” (1957), “El sordo” (1958), “Sobre el muerto las coronas” (1959), “El globero” (1960) y “Las chivas rayadas” (1962), entre otros. También argumentista ocasional, para “El organillero” (1956), y reconocido como actor de televisión, se retiró prematuramente, a mediados de los años sesenta, para dedicarse al negocio de los bienes raíces. Falleció el 23 de noviembre de 1993, en la Ciudad de México.
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