Oscar 2015: «El francotirador», de idiosincrasia hondamente “americana”
Por Hugo Lara Chávez
Con “Zona de miedo” (The Hurt Locker, 2008), ganadora del Oscar a la mejor película, la cineasta Kathryn Bigelow había brindado un oscuro acercamiento a la Guerra de Irak, desde el punto de vista de un soldado experto en explosivos, que vive en el campo de batalla con la adrenalina a tope. Nuevamente la Guerra de Irak sirve de escenario y motivo para otra película que compite por el Oscar con buenas posibilidades aunque sin ser la favorita, “El francotirador” (American Sniper, 2014), lo más reciente del veterano y prolífico cineasta-actor Clint Eastwood.
El filme, basado en un personaje real, relata las acciones en cuatro periodos de Chris Kyle (Bradley Cooper), el francotirador estadounidense más efectivo en ese conflicto, que llegó a liquidar a más de 160 enemigos. Las escenas bélicas en las que participa son alternadas con su vida al lado de su novia y luego esposa Taya (Sienna Miller), así como los dos hijos que tienen y a los que se les ve crecer. En su punto de partida, la película muestra a Chris como un vulgar vaquero con grandes habilidades para disparar, cuyo patriotismo lo motiva a alistarse con los marines después de un ataque terrorista contra una embajada de Estados Unidos. En sus diferentes estancias en Irak, Chris se convierte en una leyenda por su gran tino, al mismo tiempo en que entabla una rivalidad casi obsesiva con otro gran francotirador del bando enemigo, un ex campeón olímpico de origen sirio.
Si bien “El francotirador” hace un retrato de este hombre orgulloso de su patriotismo, también desliza los conflictos que se enquistan en su cabeza y que lo hacen dudar, cuando debe matar niños, mujeres o irakíes que están defendiendo su tierra. Chris está convencido que sirve a su país y que su misión es salvar la vida de sus compañeros de armas. Sin embargo, hay presencias muy breves que puntualizan su dilema moral, como su hermano menor, también enrolado en Irak y que se expresa con repulsión de lo que ha visto en batalla. Aquí cobra sentido las lecciones de su duro padre, que aparece en un flashback donde le enseña al pequeño Chris que en el mundo hay ovejas, lobos y perros ovejeros, pero en su familia no hay “ni ovejas ni lobos”.
Las bien resueltas escenas de combate permiten sentir el horror de la guerra en medio de una ciudad pobre y devastada, vista desde las feas azoteas de tabiques grises y llenas de escombros (Marruecos sirvió como locación de estas secuencias). El protagonista de “El francotirador”, en sus regresos a casa, muestra algunos signos de paranoia, observa la televisión apagada como si escuchara una intensa refriega de balas, o se incorpora a una barbacoa dominical donde se siente ajeno, fuera de su hábitat natural de la guerra. Es un héroe pero también un inadaptado.
Eastwood reafirma su pericia para narrar los ambientes bélicos, como lo había hecho antes en su díptico “Cartas desde Iwo Jima” ("Letters from Iwo Jima", 2006) y “Banderas de nuestros padres” ("Flags of Our Fathers, 2006). A pesar de la imagen heroica que se imprime en torno a Chris, también sobrevuela a lo largo de la narración un tono de amargura, pero no con la vehemencia antibélica que lo hicieran en los años setentas sobre la Guerra de Vietnam cineastas como Hal Ashby en “Retorno sin gloria” (Coming Home, 1978), Michael Cimino en “El francotirador” (The Deer Hunter, 1978), o Francis Ford Coppola en “Apocalypse Now” (1979). “El francotirador” de Eastwood responde a la visión post 9/11, donde se asienta que el modelo de vida estadounidense ha sido agredido en lo más profundo y sus ciudadanos están convencidos que deben resguardarlo al precio que sea (esto le ha costado ser señalada como un filme de carga fascista). También hay que observar que el director no pretende ofrecer contrapesos ideológicos, pues esto no está en el alcance de su narración. Así se sostiene un discurso nacionalista que puede incomodar, cuestionable para todo aquel que no justifique la intervención militar de Estados Unidos en cualquier parte del mundo. Pero no se le puede pedir a Eastwood tener otro enfoque de las cosas; su sólida y larga filmografía, al fin y al cabo, expresa a cabalidad su idiosincrasia hondamente “americana”.
Como película, “El francotirador” es portentosa técnicamente, con un ritmo ágil y una dirección firme, como acostumbra Eastwood. No en balde compite por seis Oscar como mejor película, mejor actor (Bradley Cooper), mejor guión adaptado, mejor edición, mejor mezcla de sonido y mejor edición sonora.
Dirección: Clint Eastwood. Producción: Clint Eastwood, Robert Lorenz, Andrew Lazar, Bradley Cooper, Peter Morgan. Guion: Jason Dean Hall Basada en American Sniper por Chris Kyle. Fotografía: Tom Stern Montaje Joel Cox Gary D. Roach. Protagonistas: Bradley Cooper Sienna Miller Luke Grimes Kyle Gallner Jake McDorman Cory Hardrict Sam Jaeger Max Charles
