El portal del cine mexicano y mas

Desde 2002 hablando de cine



Reporte de la semana

2015-10-10 00:00:00

«Familia Gang» permite reírnos de nosotros mismos como una terapia ante la realidad: Armando Casas

Por Hugo Lara

“Familia Gang” es la segunda película de Armando Casas, que llega varios años después de su debut en “Un mundo raro” (2001), filme que abordó la situación tragicómica del secuestro de un popular conductor de televisión a manos de unos delincuentes incompetentes. El humor negro, el absurdo y la ironía sobre la realidad mexicana, une a estos dos filmes, en un trayecto entre ambas durante el cual el cineasta mexicano se desempeñó como director del Centro Universitarios de Estudios cinematográficos de la UNAM (CUEC), lo que le sirvió para mantenerse en forma.

“Familia Gang” es una comedia sobre el Topillero (Rafael Inclán), un hampón de poca monta que tiene que trasladar el cadáver de un hombre para entregarlo a la familia de un jefe del narcotráfico, quienes coludidos con la autoridad, pretenden fingir ante la opinión pública la muerte del capo para eludir la justicia. En esta aventura, el Topillero se reencuentra casualmente con su esposa y su hijo, a quienes abandonó en el pasado. En medio de persecuciones y peripecias absurdas en las que se ven envueltos, los tres personajes intentan sanar sus heridas y reconciliarse como familia.

El reparto del filme es encabezado por la actriz Elpidia Carrillo, quien ha hecho una carrera muy solvente  en Hollywood, quien comparte créditos con Rafael Inclán, Ernesto Gómez Cruz, Humberto Busto, Giovanna Zacarías, Julián Pastor, Isaura Espinosa y otros actores. Corre Cámara tuvo oportunidad de platicar con el director Armando Casas, quien considera que su filme “le apuesta al humor inteligente mediante ciertos elementos de la realidad mexicana”.

Corre Cámara: ¿Qué tanto aprendiste entre tu primera película, "Un mundo raro", a ésta, Familia Gang?

Armando Casas: Lo que hubo fue un paréntesis de ocho años durante los cuales fui director del CUEC. Mientras tanto, hice un cortometraje que se llama “Para vestir santos”  que estuvo en muchos festivales del mundo, hice una serie de televisión para Canal Once sobre caricaturistas mexicanos, y en el CUEC tuvo una experiencia muy amplia como productor y productor asociado, tanto de operas primas  como de proyectos que apoyamos de Carlos Bolado, Julián Hernández, Alejandra Sánchez, Juan Manuel Sepúlveda, Francisco Franco y otros. Nunca estuve desencanchando y estuve con amigos coguionistas escribiendo proyectos. La enseñanza te exige estar constantemente aprendiendo. La experiencia en el CUEC me mantuvo cerca de aspectos como el conocimiento de las nuevas tecnologías, que es algo que ha cambiado de aquel entonces a ahora.

CC: Sí noto un mayor dominio del oficio de tu primera película a ésta, que es más eficaz en muchos sentidos. Es curioso porque eliges el mismo género, la comedia de humor negro, lo que se presta a la comparación entre ambas ¿Es este tu género favorito?

AC: Este proyecto me lo ofrecieron, seguramente por el anterior, algo parecido a la comedia de humor negro. Yo lo que veo es una visión irónica de la realidad, es algo constante en todos mis proyectos, incluso en los que no son claramente comedia, como aquel corto que te menciono, “Para vestir santos” y otros trabajos. Es donde yo me entiendo es en la visión de la ironía, es lo que me apasiona y lo encuentro en cineastas como Luis Buñuel: la visión de él de la realidad. Esta visión existe sin importar el género: podía estar plasmada en películas tan disímbolas como “Los olvidados”, “Nazarín”, “Viridiana” o “El ángel exterminador” y encontrar siempre estos elementos que lo distinguían, que no tenían que ver con un género específico, ni siquiera con un tema, pero sí con una visión.


CC: Tus dos películas tienen en común una visión irónica y trágica sobre este país, con el tema de la delincuencia.

AC: Es parte de los elementos que las identifican, que las unen. Hablan de la cotidianidad de unos individuos que están en el caos de los hechos ilícitos, pero creo que la idea es encontrar lo que nos identifica como individuos, como condición humana, donde todos tenemos la misma naturaleza tanto fisiológica como conductual y no importa a qué nos dediquemos,

CC: ¿Cómo llegó a tus manos esta película?

AC: Antonio Hernández y Álvaro González Kuhn me ofrecieron este proyecto, que es un guión de Luis Ayhllón, un dramaturgo mexicano ya muy reconocido, al que le encontré muchas virtudes desde que leí el guión en términos del planteamiento, del diálogo, de la visión de la realidad inteligente. Lo que yo sentí es que había que actualizarlo. En los últimos años ha cambiado mucho el panorama del narcotráfico en México y creí que si algo teníamos qué hacer con la película era mostrar ese universo nuevo, que no está en muchos lados, como el de los narco-juniors. Quise que estuviera asentado mucho de lo que yo veía en las revistas políticas y los libros sobre el tema, que me llamaban la atención porque detrás de esos personajes notaba que había muchas cosas de fondo, como el caso del traficante que estudió en Estados Unidos o aquel que ha sido el mayor matón en la historia del narcotráfico y es un muchacho pequeñito que cuando lo apresaron muy arrogantemente les hizo una seña obscena a todos. O como "La Barbie", que se convirtió al cristianismo, aunque eso ya no está en la película. Todo lo que hay detrás de ellos me parece interesante.

CC: ¿Esas fueron tus aportaciones y cambios al guión?

AC: Sí, la contextualización de varios personajes principales. Que me hayan aceptado que estos personajes fueran similares a algunos personajes de la realidad, como el que hace Jorge Adrián Espíndola, que físicamente como aquel narco que apodaban “La Ardilla”, o como el que hace José Juan Meraz, que es físicamente igual al que salió en la revista Proceso, hijo de “El señor de los Cielos”, que cuando lo agarraron estaba en pans, con lentes, bien peinado. Quería que los elementos de ellos estuvieran en la realidad, que no son comunes en las películas mexicanas pero que yo veía en los reportajes de las revistas y en algunos libros.

CC: Hay algunos momentos muy tarantinianos, como la escena del inicio, con humor negro, el vértigo, la sorpresa y los giros de tuerca inesperados …

AC: Yo les mostraba a los actores películas clásicas que tenían qué ver con esto, curiosamente de otros géneros. Por ejemplo, a Elpidia Carrillo me pareció que era importante que viera “Johnny Guitar” de Nicholas Ray, porque el personaje de la mujer es muy poderoso. Es un western clásico que me sirvió para mostrárselo como referencia. Vimos una película del género negro muy conocida, “Gun Crazy” que también tenía muchas claves, algunos juegos fuera de campo, en fin.  Apelé un poquito en algunos casos al cine clásico, como referencia de cierto estilo. Es curioso lo que me comentas porque ciertamente, aunque no fui por ahí, pero es una de las fortalezas de Tarantino, que conoce muy bien el cine clásico.

CC: El ensamble actoral es interesante, donde aparece Elpidia Carrillo, una presencia muy notable ¿cómo confeccionaste el reparto, porque a primera vista era difícil imaginarla a ella como esposa de Rafael Inclán?

AC: Eso es algo que me parece atractivo del ensamble actoral, tal como dices. Rafael Inclán era nuestra primera opción y él acpetó, lo que a mí me gusto. Al personaje me lo imaginaba como él, como un actor que no se hace el chistoso sino que hacía todo en serio. Fue más complejo con la actriz, pasamos por muchas actrices conocidas del cine mexicano, en ese rango y edad e inclusivo un poco mayores, La productora propuso a Elìdia Carrillo; ella ha hecho películas muy conocidas del cine hollywoodense de los años ochentas y noventas, como “Depredador”. Es conocida por haber trabajado con Tony Richardson y Jack Nicholson en "The Border", o en "The Honorary Consul" con Richard Gere y Michael Caine. Yo la ubicaba en ese contexto y parecía complicado contar con ella porque lleva más de 30 años fuera de México, no vive aquí.  Por su parte, Inclán ha trabajado con casi todas las actrices mexicanas importantes en teatro, cine, televisión, con la que me digas: María Rojo, Blanca Guerra, Diana Bracho, Rosa María Bianchi, Patricia Reyes Spíndola, Angélica Aragón.  Tienes razón: nada más opuesto en apariencia que ponerlo al lado con Elpidia Carrillo: otro universo, otra forma de actuación, otra trayectoria. Tengo que contar la anécdota que cuando se contactó con Elpidia Carrillo desde México, le convencía mucho el proyecto y los actores como Alonso Echánove, Ernesto Gomez Cruz y los demás, pero tenía sus dudas con Rafael Inclán, porque ella se había ido de México en los ochentas, y lo que ubicaba de él era que hacía sexy comedias. Entonces le dimos toda la explicación sobre Inclán, de que se trataba de un actor serio. Esa combinación me sigue pareciendo atractiva, que no era fácil de imaginar y que era interesante que se diera.

CC: Hay mucho humor a costa de elementos de la realidad, como las menciones al caso de Florence Cassez o la imagen del procurador corrupto que encarna Gómez Cruz. ¿Tú crees que la aproximación a esos temas de la realidad resulta hoy más doloroso que hace cinco años, cuando la gente aun se podía reír a carcajadas con, por ejemplo “El Infierno” de Luis Estrada?

AC: La tesis es que la risa es un catalizador frente a una realidad lacerante y dura. Cuando se presentó en Guadalajara, alguien como Juan Carlos Colombo, que es un actor que respeto mucho, me lo dijo de manera muy sencilla: “ a mí me gustó, es hora de que nos riamos de nosotros mismos”. La película sirve para reírnos, pero no de burlarnos de nosotros mismos. La risa es una terapia, a pesar de que venga de algo doloroso, ácido y terrible. Reírnos es una forma de identificar una situación que nos es difícil pero que creemos que podemos superar. Algo que me llama la atención en los últimos años es la cantidad de esto que se conoce como “memes” en las redes sociales; yo no tengo ni Facebook ni Twitter. Lo poco que llego a conocer de ellos a través de amigos es que hacen cosas muy inteligentes y muy agudas, en donde uno se ríe de cosas tristísimas.  Por allí es el camino de la película: la risa como un espejo de nuestra realidad.

CC: También esta la idea de la familia, algo muy entrañable para mucha gente que está en tu película ¿es así?.

AC: Así es, es el núcleo de la película. Es la historia de una familia en una situación singular, que se reprocha, que se reencuentra y que tiene muchas cosas qué decirse, pero que al final deciden que lo mejor es estar juntos. La familia siempre es un ancla de uno mismo.

CC. ¿Qué va a encontrar la gente en tu película?

AC: Es una película que le apuesta al humor inteligente y mediante ciertos elementos de la realidad mexicana.

LEE TAMBIÉN: Crítica: «Familia Gang» la sátira que se alimenta de la realidad