El portal del cine mexicano y mas

Desde 2002 hablando de cine



Noticias

2018-07-05 00:00:00

Crítica: «Melanie: Apocalipsis zombie»: Terror y originalidad

Por Pedro Paunero

Una niña comienza a contar de forma regresiva, esperando algo, mientras se escuchan pasos en un corredor, a la vez que ella misma se presta a ser atada con correas a una silla de ruedas. Permanece en su celda, cuando entran un par de soldados armados, apuntándole. La pequeña, Melanie, los saluda de manera muy cortés. Poco después la vemos, con un grupo de niños en iguales condiciones, asistiendo a una clase escolar. La profesora les enseña algunos aspectos de los mitos griegos: Epimeteo, hermano de Prometeo, quien formara con barro a la primera mujer, Pandora, quien recibiera la caja de los males y de la esperanza. Se nota que la profesora le ha cobrado gran afecto a la niña. La toca apenas. Los soldados entran al salón de clases. Llaman a los niños “animales”, “abortos”. Le advierten a la maestra que aquello no debe hacerse. El sargento se quita la capa de bloqueador que le cubre los brazos, con saliva, y lo acerca a un niño. El niño se transforma. Intenta morderlo. Salvaje. Ciego en su avidez, pero las correas lo mantienen sobre la silla de ruedas. Sucede, así, el momento de ruptura conceptual.

En “Melanie: apocalipsis zombie” (The Girl with All the Gifts, 2016), los zombis se han desdoblado en dos generaciones. La primera, la conocida de todas las cintas de acción zombie, con sus entes idiotas, ávidos de carne humana y, en algunas películas, de cerebros. La segunda, y la que es materia original de esta película que nos ocupa, la de niños zombis capaces de razonar, de aprender y de tomar decisiones. Este tipo de criaturas netamente cinematográficas tienen el sentido del olfato sumamente desarrollado, seguido del sentido del oído, a pesar de estar muertos, a quienes se los denomina “los hambrientos”. Pueden entrar en un letargo, mientras el hongo que los ha infectado, matado y resucitado, brota por sus carnes podridas, y luego despertar a la más codiciosa de las hambres. En los niños, en cambio, el hongo ha entrado en fase de simbiosis con sus cerebros infantiles, fenómeno que mantiene su inteligencia intacta.

Pocas películas incluyen el tema del hongo como agente infeccioso, como invasor, o elemento mutágeno, siendo tan interesante a nivel narrativo, a no ser el clásico “Matango” (Aka. Matango: Attack of the Mushroom People, 1963) de Ishihiro Honda, el legendario director de “Godzilla” (Gojira, 1954), con su isla asolada por personas muertas y resucitadas por hongos que los deforman atrozmente o la serie de Netflix, “Star Trek Discovery”, con su idea extraordinaria de un universo unido a través de una red micelial, es decir, conectada por un tejido de esporas cósmicas germinadas, capaces de trasladar naves espaciales de un punto a otro del cosmos. El parásito fúngico de la película está claramente inspirado en la especie Ophiocordyceps unilateralis, que infecta hormigas, brotando y creciendo de sus cuerpos monstruosamente, mientras va desecándolas lentamente y obligándolas a conducirse manera errante. Mientras, la característica de los zombis que piensan, ya había sido abordado por el padre del género, George A. Romero, en la primera película de su segunda trilogía, “Tierra de los muertos” (Land of the Dead, 2005), en la que aparecían estas criaturas tomando y usando herramientas manuales, a la manera de armas, para atacar a los vivos y después devorarlos. Elemento que ya estaba presente en el personaje de “Bub”, el zombi al que somete a experimentos de aprendizaje el científico loco de “El día de los muertos” del mismo director (George A. Romero's Day of the Dead, 1985).

En el mar de películas de zombis que inunda el cine y el internet hoy en día, muy pocos títulos llegan a presentarnos una trama original. El género, agotado incluso por Romero en su tiempo, presentó algunos breves instantes de originalidad, contando, por ejemplo, las primerizas películas de Lucio Fulci con aquél zombi acuático de antología, o el remake del clásico de Romero, “El amanecer de los muertos” (Dawn of the Dead, Zack Snyder, 2004), con sus zombis capaces de correr tras los humanos sobrevivientes (Romero señaló, en respecto a esto, que los muertos vivientes no podrían correr debido a sus tendones y músculos agarrotados), que desde entonces ha sido copiado infinidad de veces o esa otra película que demostraba que los zombis podían ser amaestrados en “Mi mascota es un zombi” (Fido, Andrew Currie, 2006).

“Melanie, apocalipsis zombi” (Colm McCarthy, 2016), cuyo título original alude a la Caja de Pandora pero también a la paradoja de Schrödinger y el gato más célebre de la ciencia, está pronto a cumplir un año de haber pasado por la cartelera mexicana sin pena ni gloria. A pesar de esto, se trata de una cinta amenísima, con momentos terroríficos, música extraña y atmosférica (escrita por Cristóbal Tapia de Veer) y, dentro de lo que todavía puede dar el género, una trama original más o menos original. En un juego irónico, sutil, que poco tiene que ver con la corrección política que contamina el cine actual, Melanie da con una tribu de niños zombis, todos de raza blanca, pintarrajeados con pinturas de guerra, siendo ella de raza negra (en la novela de Mike Carey, cuya adaptación al cine corrió a su cargo, Melanie es una niña rubia, de ojos claros), contra cuyo jefe se enfrenta, tras comerse, a la manera de una tribu de películas de caníbales, al soldado negro. En Melanie (interpretada por la pequeña debutante Sennia Nanua) se encuentra la clave para una vacuna, como sucediera con el personaje principal de “Soy leyenda” (I Am Leyend, Francis Lawrence, 2006), la más reciente adaptación de la clásica novela de Richard Matheson, que comenzara con la barata, pero efectiva primera versión, “El último hombre sobre la Tierra” ("The Last Man on Earth", Ubaldo Ragona, Sidney Salkow, 1965) que presentaba a los vampiros originales del libro como muertos resucitados y que influyera en Romero a la hora de mostrar las características primordiales del zombi: un caminar errático y un hambre insaciable; de ahí que la película se titule, en inglés, “The Girl With All Gifts”, que podría traducirse como “La niña con todos los dones”, de quien, afanosa, desesperadamente, la doctora Caroline Caldwell (la gran Glenn Closse en un papel de científica amoral), intenta obtener la cura para el mal.

Opacada por un final obvio, “Melanie, apocalipsis zombi”, que devela su trama en el título hispano, es una buena opción a recordar, y revisar, a un año de su estreno en nuestro país.

Melanie: Apocalipsis zombi (The Girl with All the Gifts, Reino Unido, 2016) 

Dirección: Colm McCarthy. Producción: Will Clarke, Camille Gatim, Angus Lamont. Guion: Mike Carey. Basada en "The Girl with All the Gifts" de Mike Carey. Música: Cristobal Tapia de Veer. Fotografía: Simon Dennis. Montaje: Matthew Cannings. Protagonistas: Gemma Arterton, Paddy Considine, Glenn Close, Sennia Nanua.