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2018-09-04 00:00:00

Crítica: «Musa», terror e inspiración divina

Por Miguel Ravelo

Es habitual que el cine de horror acuda a la mitología y el folklore de diversas culturas buscando argumentos que no hayan sido tan explorados y que consigan helar la sangre de los espectadores. ¿Qué mejor opción que acercarse a las explicaciones que los antepasados daban a lo desconocido para construir nuevas propuestas terroríficas a desarrollar en el cine actual? Cintas recientes de género como “El ritual” (The ritual, D. Bruckner), “La bruja” (The witch, R. Eggers) o “El legado del diablo” (Hereditary, A. Aster) se han aproximado a documentos y leyendas de la antigüedad para  nutrirse de las tradiciones orales utilizadas para encontrar una explicación a lo desconocido.

“La musa” ("Muse", 2018), primer largometraje del director estadounidense John Burr, se acerca a la mitología celta para rescatar al Leannán sí (o Leanan sídhe), espíritu que busca a un amante entre los mortales, al que le brindará inspiración, creatividad y protección, pidiendo para sí absoluta devoción y fidelidad. La película ha cosechado varios premios en festivales de cine de terror en Estados Unidos y está disponible para verse en algunas plataformas digitales.

El guion, también de Burr, lleva a este mítico ser a la vida de Adam (Riley Egan), introvertido pintor que atraviesa uno de los peores bloqueos creativos en su carrera. Luego de verse involucrado en un tiroteo entre narcotraficantes en un bosque, Adam ve entre los árboles a una hermosa mujer que después descubrirá dentro de su propia casa. Leannán Sí (Elle Evans), como por arte de magia, llega a la vida de nuestro protagonista, trayendo una inagotable fuente de creatividad y por consiguiente, de éxito personal y profesional. Pero Adam descubrirá pronto que la enigmática y siempre silenciosa mujer no solamente le brinda la inspiración perdida, sino que también se encargará de deshacerse, de formas especialmente violentas, de cualquier persona que amenace su integridad o la relación pasional que surge entre ellos.

La aproximación que Burr propone hacia los misterios y complejidades del proceso creativo no deja de ser interesante, sobre todo al colocarlos en el marco de una historia de terror y explorando las posibilidades de lo que el artista debe sacrificar para alcanzar el punto más alto de su obra, o hasta qué momento debe tolerar lo que sucede a su alrededor mientras intenta mantenerse fiel a sí mismo. “La musa” no escatima las ideas atractivas y propone elementos que pudieron ser parte de una película de terror mucho más lograda. Sin embargo juegan en su contra varios detalles que hacen que la película no alcance las posibilidades que en un inicio no parecían tan lejanas.

De entrada, el guion no brinda un desarrollo satisfactorio de los personajes secundarios. Hay algunos que parece que están ahí solamente para exponer líneas de diálogo necesarias para entender un punto de la historia (por ejemplo, la curadora de arte que le informa a Adam sobre la tradición celta y lo que es un Leannán sí, sin que se proporcione mayor información sobre ella o su conocimiento del tema). Las relaciones entre los personajes tampoco están muy logradas; de un momento a otro, personajes que no tenían mayor interacción entre ellos resultan tener relaciones profundas y cercanas. Lo anterior, sumado a un score invasivo, una actuación protagónica no muy afortunada y varias situaciones que se antojan inverosímiles (la facilidad con el que el protagonista se deshace, dentro de su departamento, de las numerosas víctimas de su atractiva inquilina), hacen que “La musa” no alcance el punto necesario para ser recomendada entusiastamente como una opción atractiva para una tarde de terror. Resulta curioso que el personaje más interesante de la película sea el de la musa del título, quien no tiene diálogo alguno y que termina siendo más enigmática que el resto de los personajes.

Un elemento a destacar es la fotografía de Damian Horan, que brinda atractivas y elegantemente iluminadas tomas interiores que con el avanzar de la historia se van volviendo más caóticas, reflejando la relación entre el protagonista y el monstruo que ha decidido escogerlo como su amante. Burr muestra algunas pinceladas interesantes sobre todo en su premisa, que de apoyar en un guion más sólido para su siguiente largometraje, seguramente conseguirá un resultado más atractivo. Será cosa de esperar.

Director: John Burr Writers: John Burr, John Burr Stars: Riley Egan, Elle Evans, Kate Mansi. Productores:  Danny Amato, T.J. Amato, Steven Camp, Josh Mills, Austin Sepulveda, Michael Smiy, Chadwick Struck, Música: Alexander Rudd. Fotografía: Damian Horan. Edición: Ed Marx Jeff Murphy. Duración: 95 minutos.