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2018-12-26 00:00:00

«La balada de Buster Scruggs»: el gran cine se muda a Netflix

Por Hugo Lara

Algo importante está ocurriendo en el mundo de la cinematografía, si comprendemos el hecho de que grandes cineastas y sus recientes películas como Alfonso Cuarón con “Roma”, Martin Scorsese con “The Irishman” o los hermanos Coen con “La balada de Buster Scruggs” (“The Ballad of Buster Scruggs”, 2018), entre varios más, no están llegando a las salas de cine y en cambio reciben el abrigo de las plataformas digitales, Netflix a la cabeza.

El salto tiene qué ver con la forma en que el público consume el contenido audiovisual. Es un fenómeno que señala muchas cosas, por ejemplo, el hecho de que el entretenimiento que se ofrece en las salas de cine se ha estandarizado demasiado (remakes de éxitos seguros, comedias ligeras, filmes de superhéroes, secuelas, precuelas y sagas ya probadas), debido al poco interés de distribuidores y exhibidores en arriesgar en producciones que no garantizan la venta masiva de palomitas de maíz. De esta manera, las historias originales que asumen riesgos, no tienen cabida en las salas comerciales, o el espacio que pueden tener es muy limitado, con reglas que operan en contra suya, lo que muchas veces su exhibición en salas, más que ganancias, significa pérdidas.

Netflix ha encontrado, en las contradicciones del esquema cinematográfico de la distribución-exhibición, un magnífico campo de oportunidades, donde caben muchos cineastas que pueden hallar en la plataforma digital a millones de suscriptores, un auditorio cautivo que se atreve a tomar riesgos ante un filme desconocido tan solo oprimiendo el comando de su televisor. Sin duda, esto también provocará otras contradicciones y paradojas que estaremos por descubrir pronto. Y no es que las plataformas digitales vayan a sustituir a la experiencia de ir al cine. Cuando apareció la televisión y luego el videocassette, algunos se apresuraron a anunciar el fin del cine, pero no sucedió así. En todo caso, las plataformas digitales se han integrado como una opción más, sin que se cancelen las otras, pero han segmentado significativamente el mercado.

“La balada de Buster Scruggs”, la más reciente películas de los hermanos Joel y Ethan Coen, fue estrenada en la Mostra de Venecia donde se hizo acreedora al premio de mejor guion.  Inicialmente anunciada como serie, terminó convertida en un largometraje que integran seis historias ambientadas en el viejo oeste, como un libro de fábulas. Es un western muy al estilo de los Coen, cuyos relatos tienen el componente de lo imprevisto, con personajes exóticos, humor corrosivo, violencia, crueldad y una dosis de ternura, con ecos del spaghetti-western y el western crepuscular, pero con situaciones que a veces son llevadas a lo alucinante. El filme cuenta con un reparto actoral notable, además de la estilización visual y de ambientes que caracteriza al cine de los cineastas estadounidenses.

El primer episodio le da el título al filme, “La balada de Buster Scruggs”, que narra los últimos duelos del casi infalible pistolero y cantor Buster Scruggs (Tim Blake Nelson), quien hace frente a las amenazas que se le presentan con curioso optimismo, en medio de los áridos paisajes y el miserable pueblo que visita.  Es una historia muy divertida, que integra ingeniosamente la música country en voz de su protagonista.

“Cerca de algodones”, la siguiente historia, cuenta el frustrado asalto a un banco que realiza un vaquero (James Franco), quien es vencido por el viejo y mañoso encargado bancario (Stephen Root). Su suerte para llegar a la horca está llena de accidentes impensables. Como en los demás relatos, la ironía es uno de los elementos que tienen más peso aquí.

“Vale de comida”, la tercera anécdota, una de las mejores de las seis, es conmovedora y cruel al mismo tiempo.  Un empresario circense (Liam Neeson) viaja de pueblo en pueblo llevando consigo al profesor Harrison, llamado el “Ruiseñor sin alas” (Harry Melling), un hombre sin brazos ni piernas que tiene el don de la oratoria, al que presenta en un espectáculo para su auditorio de hombres rudos e ignorantes. Es un filme de gran belleza estética, elegante y sutil a pesar de su fuerte dramatismo.

“El Cañón de Todo el Oro” es una fábula sobre un viejo gambusino (el gran Tom Waits) que encuentra pepitas de oro junto a un arroyo y ejecuta todas las maniobras para dar con la veta, sin saber que es vigilado por un bandido oportunista. Con gran maestría, esta viñeta muestra la forma en que un hombre rústico y solitario se desenvuelve frente a la naturaleza, con sabiduría y artimañas.

“La niña que se puso nerviosa” cuenta la historia de Alice Longabaugh (Zoe Kazan), una joven ingenua que viaja junto a su hermano mayor en una caravana de  colonos por las praderas para establecerse en Oregón, donde conocerá a un hombre que posiblemente se case con ella. En el viaje, el hermano muere y Alice queda al cuidado de uno de los dos capataces que dirige la caravana, Billy Knapp (Bill Heck), quien se interesa por ella y le propone matrimonio. La suerte de su pequeño perro President Pierce, quien molesta a los otros pioneros con sus ladrdidos, estará unido a su destino. La relación que se teje lentamente entre estos solitarios personaje es entrañable.

“Los restos mortales”, el último cuento, retrata el viaje de cinco personas, desconocidos entre ellos, que viajan en una carroza a un misterioso hotel. El tono críptico e inquietante del relato,  de estilo gótico, señala el último recorrido de sus espíritus.

Con una carrera brillante, los hermanos Coen ratifican con “La balada de Buster Scruggs” sus credenciales de cineastas excepcionales que se han ganado desde su ya lejana opera prima, “Blood simple” (1984) y que han reiterado con obras imprescindibles como “Miller’s Crossing” (1990), “Barton Fink” (1991), “Fargo” (1996), “The Gib Lebowski” (1998), “No country for Old Men” (2007) o “Hail, Caesar!” (2016), entre otras. Por ahora, hay que disfrutarlos en Netflix, pero ojalá, en el futuro, podamos seguir haciéndolo también en las salas de cine.

Directores: Ethan Coen, Joel Coen. Producción: Netflix, Annapurna Pictures. Duración: 132’ Reparto principal: Tim Blake Nelson, James Franco, Liam Neeson, Tom Waits, Bill Heck, Zoe Kazan, Tyne Daly, Brendan Gleeson. Guión: Joel Coen, Ethan Coen. Fotografía: Bruno Delbonnel. Edición: Roderick Jaynes. Diseño de produción: Jess Gonchor. Vestuarios: Mary Zophres. Música: Carter Burwell. Sonido: Skip Lievsay.