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2023-05-21 00:00:00

Cannes 2023: «Las hierbas secas», una historia de frío, silencio y supervivencia

Por Jean-Pierre Garcia
En exclusiva desde Cannes
 

Un hombre camina por la nieve. Más allá del horizonte, todo es blanco. La tierra y el cielo se confunden. Solo una mancha oscura permite distinguir lo que sucede.

Esta imagen del filme "Las hierbas secas" me transporta de inmediato al pasado del cine turco. Ese hombre que caminaba por la nieve, hace más de cuarenta años en "Yöl, la Permisión", una película de otro maestro de este país, Yilmaz Güney. "Yöl" obtuvo la Palma de Oro en Cannes ese año.

El hombre que camina por la nieve es Samet, un joven maestro en un pequeño pueblo de Anatolia Oriental. Baja del autobús y sigue caminando por la nieve hasta llegar a casa. Después de siete años, Samet continúa como maestro y se aburre. Sueña con regresar a trabajar en Estambul. Intenta establecer relaciones inteligentes con sus colegas y alumnos, pero nada le sale bien. Por casualidad, se encuentra con Nuray, una joven profesora como él. Sin embargo, rápidamente todo empieza a ir mal, ya que Samet presume que nunca se casará. Su soledad lo agobia, pero su actitud egoísta lo aleja de sus contemporáneos y lo lleva a rechazar cualquier relación con el mundo campesino.

La vida de Samet y sus colegas puede volverse dramática, los temas son más complejos de lo que parecen, pero todo puede esconderse en la nieve o perderse en esa sociedad.

Este personaje bastante antipático alimenta los prejuicios contra sí mismo. Sus ambiciones intelectuales se han perdido en la confusión de una tierra sin sol. A pesar de que Nuray anima a Samet a expresarse y trata de hacerlo hablar de manera profunda y sin artificios.

La sencillez y maestría de la puesta en escena de Nuri Bilge Ceylan otorgan a esta obra una personalidad muy fuerte. A pesar de las tres horas de duración de la película, salimos sin aburrirnos. Tanto los diálogos como las largas conversaciones entre los personajes nos sumergen en la realidad de un universo apasionante.

Los colores en planos cuadrados y casi cerrados transmiten el sentimiento de soledad de los personajes, el peso del silencio confirma este tema. Se puede sentir el frío en las manos de los campesinos y los profesores, el calor de una taza de té que la gente bebe constantemente, como un ritual de supervivencia.

El decorado de este universo oprimido por la nieve es simple y sofisticado a la vez. Da forma y sentido a lo que los personajes experimentan. Una experiencia compartida gracias a una dirección de fotografía que acompaña el ritmo de los personajes.

Los actores son excelentes, muy bien dirigidos y de gran talento. Tanto en sus relaciones con los alumnos como con los demás adultos, especialmente los colegas de secundaria.

Como lo precisa el director: "Este tipo de historia permite una puesta en escena de eventos y situaciones que llaman a una reflexión sobre conceptos fundamentales, tales como el bien y el mal, el individualismo y el colectivismo. Temas que siempre han constituido en nuestro país una verdadera dicotomía".
 
Aquí tenemos una gran película. Una vez más, Nuri Bilge Ceylan se ha abierto camino en la competencia internacional. ¡Quién sabe! Quizás las hojas de oro de la Palma de Cannes acompañen a las "hierbas secas" de Nuri Bilge Ceylan.